Cuando vemos un vídeo, ¿sabemos que estamos viendo en realidad? Con la sobresaturación de imágenes que padecemos es francamente dificil que podamos ver con claridad las asociaciones que realiza nuestra mente entre determinadas imágenes de aspecto inocente. Así entre los pliegues de las propias imágenes se esconden discursos, intencionados o no, con los cuales se nos imprime una cierta forma de representación de forma inconsciente. Por eso, según acabe este párrafo me acercaré a tres populares manifestaciones en formato vídeo de los últimos tiempos para ver que esconden tras sus sugerentes imágenes. Disfruten del viaje y recuerden, no todo es lo que parece a los ojos del mainstream.
El single debut de SDN48, versión más adulta y abiertamente sexualizada de las AKB48, es un auténtico dechado de virtudes en el que, en el mejor de los casos, la mujer queda como un objeto hipersexualizado. De entrada es interesante acudir al siempre útil Urban Dictionary y ver que tiene que decirnos sobre Gagaga; por alguna razón no me sorprende en absoluto que una chica Gagaga sea una chica sexy y «con los atributos correctos». Para el resto, ya que la barrera idiomática es un problema, les traduciré sólo algunos de los más clamorosos ejemplos de esta oda séptica de la sexualidad. Ya vemos algo problemático cuando estas chicas nos dicen que «desde que me miraste no me pude mover», lo cual les deja en la muy poco privilegiada posición de un objeto la cual se ve reforzada con la perdida de los sentidos «el ruido de toda la ciudad desapareció por un momento». Pero no seamos exagerados, la perdida de los sentidos es común entre enamorados, claro que cuando nos dicen que «las mujeres siempre estamos en busca de un milagro» la cosa se vuelve candente. Finalmente, como todos sabemos, el mensaje de una canción está en su estribillo y este nos viene a decir algo así como «¿Cuales son nuestros verdaderos sentimientos? No lo sé.» Bien, sumando esto a que su mayor preocupación es «¿Qué ropa interior llevaba hoy?» nos queda claro que estas señoritas son un sexo sin persona.
Pero, ¿y qué nos dicen las imágenes? Aunque el discurso a priori no es precisamente lo que se dice benigno con el género femenino podría ser que las imágenes justificaran una liberación sexual. Nada más lejos de la realidad. El comienzo con las sombras de los perfiles de las chicas nos recuerdan sin lugar a dudas a posturas de bailarinas de streptease con el añadido de que no reconocemos de ellas nada más que unas formas sensuales; están vaciadas de cualquier valor más allá del sexual. Después la cosa no mejora al presentarnos un baile sexualmente agresivo, simulando especialmente gestos que nos remiten directamente hacia la penetración, lo cual nos deja una impresión muy clara en sus repetitivos golpes de codo, auténtica simulación de un movimiento fálico. Lejos de mostrar inocencia o unas chicas fuertes que les gusta el sexo y lo hacen cuando y como quieren, nos presentan muñecas sexuales a las cuales se puede poseer sin mayor responsabilidad hacia ellas. El pop y la depredación sexual, una relación intensa.