The Poor Kid, de South Park
El humor es una cosa extremadamente seria. Es muy fácil hacer burla y chanza, recrearse en lo fácil de la nota jocosa, cuando hablamos de un tema que, históricamente, siempre se ha tenido por un valor menor a la hora de ser ya no analizado, sino meramente hablado en los términos más llanos imaginables; el humor, intelectivamente, no vende. Y sin embargo, si seguimos al nobel Henri Bergson, la risa sería la única condición que podamos considerar estrictamente humano en tanto que fuera de lo que es propiamente humano, no hay nada cómico. Si efectivamente esto es así, y tenemos una cierta certeza de que así es, podríamos afirmar entonces que la risa es un asunto extremadamente serio que habría que abordar con una sistematicidad digna del zapador que se mueve entre un campo de minas retirando de forma precisa cada pequeña posibilidad de un proceso de muerte. Porque el que no se ríe (ya) nunca, está muerto.
¿Qué es el humor entonces sí, como señalé antes, no es algo que deba tomarse a broma y, además, es constitutivo de nuestro ser-como-humano? El humor es aquello que nos hace reír como respuesta ante un proceso de cualquier clase ‑desde lo físico hasta lo emocional o lo intelectivo; todo que pueda ser imaginado, o no, por el ser humano- que nos es presentado en su choque contra lo finito de sus mismas capacidades. Con esto deberíamos entender que el ser humano tiene unas ansias de infinito que no puede cumplir al enfrentarse contra unas capacidades finitas que aparecen de pronto sin avisar y a las que sólo se puede hacer frente a través de la risa. El clásico ejemplo sería el hombre que se cree Superman y, por ello, se arroja al mundo desde un tejado al aire pensando que puede volar. Al ser un mero humano pronto descubrirá que no puede volar, lo cual producirá esencialmente dos reacciones básicas: el terror y la risa. El terror se produce al atisbar la tragedia que se produce ante el deseo de infinito (el querer volar) y su incapacidad para alcanzarlo (no poder volar) que tiene unas consecuencias negativas y, por pura extensión, la risa es aquello que nos hace trascender la tragedia de nuestras limitaciones finitas para situarnos de nuevo en nuestra infinitud; la risa anula condición de terror de ser arrojados hacia una infinitud total basada en la finitud de nuestras capacidades. Y por ello, si es que nuestro Clark Kent wannabe sobrevive, lo único que se puede hacer ante esa imagen es reírse de una forma obscena, pues sólo así se puede evadir el terror y seguir viviendo en el ansia de infinito.