Parece lógico crear un árbol genealógico que parte del kaiju hasta llegar al pocket monster, al pokémon, en una genealogía del concepto del monstruo como entidad puramente nipona. Su siguiente paso, el siguiente heredero de la tradición, sería Cencoroll de Atsuya Uki.
En Sapporo un joven llamado Tetsu vive con su monstruo polimorfo llamado Cenco con tranquilidad hasta que descubre de su existencia Yuki, una aventurera y algo plasta joven, y Shū, que controla otros dos monstruos e intenta hacerse con el control de Cenco. A partir de aquí todo se hace en una breve historia de polimorfismo, combate y un grado justo de inexplicable psicotronia. El punto obvio que une a Cenco con el concepto de pokémon es el hecho de ser controlado por un entrenador humano que utiliza sus poderes para sus propios fines. Ahora bien, también hereda una vanagloriosa carga del kaiju clásico. Los combates entre monstruos gigantes salpicados por las continuas transformaciones hacen los combate dinámicos y los llevan a un nuevo campo re-inventando el concepto del kaiju como Furi Kuri re-interpretó el concepto de Super Robot. Pero quizás el mayor logro está en la concepción de Cenco como biológico y la unión con su entrenador.