Hay un nuevo tipo de virus en la red, propagándose a la velocidad de una plaga bíblica. Cuando infecta un servidor donde se aloja algún gestor de contenidos, publica una nueva entrada con un texto fijo, traducido al idioma de la web correspondiente. También se encarga de distribuir enlaces hacia esa instancia a través de las redes sociales. La simple apertura de la página que contiene el texto ayuda a propagar el virus, que utiliza el dispositivo del cliente como puente hacia nuevos servidores.
El virus es capaz de detectar si el texto en cuestión resulta coherente con los contenidos de la web en que aparecerá publicado. De no ser así, genera un texto secundario conforme a dichos contenidos, que ejerce de introducción y justifica la presencia del texto principal. Normalmente añade una firma junto al título, algún nombre familiar, o presentado en el texto secundario. El único elemento que podría resultar extraño para un visitante habitual de la página es el título en sí, en apariencia aleatorio e ininteligible. Y sin embargo, basta con que el lector pose la vista sobre él para que su cerebro lo asimile.