Las personas estamos tan cargados de prejuicios que, la mayoría de las veces, no podemos ver más allá de lo que creemos que es dejando de lado la realidad presente ante nosotros. Esto nos lleva a caer en errores continuos, ya no por ineptitud, sino por nuestra propia carga personal de ideas preconcebidas. Pero en ocasiones eso conlleva una comedia tan deliciosa y salvaje como Tucker and Dale vs. Evil del debutante Eli Craig.
Tucker y Dale son una pareja de amigos hillbilly que, para pasar sus vacaciones de verano, deciden ir a la nueva casa de verano de este primero en las montañas. La fortuna no les acompañará cuando coincidan con un grupo de universitarios de vacaciones que, como no podría ser de otra forma, se aterrorizarán ante estos potenciales psicópatas. Cuando nuestra pareja de amigos salven a la encantadora Allison de ahogarse en el lago los universitarios creerán que ha sido secuestrada y comenzarán a planear su venganza contra los entrañables hillbilly. Y es aquí donde la comienza la catarsis de muertes accidentales donde los universitarios se irán suicidando ante para el horror de la pareja protagonista que desembocará, finalmente, en uno de los survivacionistas más absurdos de la historia. Y es que si algo consigue Eli Craig es hacer un sincero y amoroso homenaje, ya no sólo a los slasher y todos los rednecks psicópatas de la historia del cine, sino al cine de terror en su conjunto. Con pocos recursos pero mucho ingenio consigue un resultado impecable que no se deje empañar por las obvias limitaciones técnicas que padece.