La tentación de rebajar el nivel para alcanzar a una mayor cuota de personas es un sentimiento muy común entre los artistas; muy particularmente entre los músicos. Así hemos asistidos a no pocos debacles en los cuales, intentando alcanzar un público mayoritario, se han llevado por delante toda su posible calidad y reputación. El viaje a la inversa es algo muchísimo menos común y mucho más suicida, el público mayoritario ni perdona ni olvida. Por eso quizás el problema de Röyksopp es saber demasiado bien a quien están apuntando en Junior pero demostrar que no tienen las ideas nada claras de a quien se dirigen con Senior.
De lo que no cabe duda al escuchar Junior, por superficial que sea esta, es que es un más de lo mismo por parte de los noruegos. Con unos lustrosos ropajes pop nos ofrecen una electrónica fácil donde todo arreglo está elegido con un único aspecto siempre presente en la mente: ha de ser el más hortera de todos los efectos a su disposición. Durante todo el disco nos vamos moviendo entre inmensos despropósitos, a cada cual más horrendo que el anterior, donde la única justificación para las desatinadas elecciones son la diversión. El colmo llega pronto con la tróspida This Must Be It con Karin Dreijer de The Knife cantando sobre una base que sólo se podría definir como electro cumbia con pinceladas de música disco. Cuando uno descubre que en teoría esto es un disco conceptual presentándonos el aspecto juvenil y vivaz de la existencia humana uno se pregunta que clase de imbéciles retratan este disco. Y realmente es preferible seguir sin saberlo.