Esta misma noche son los Oscar y por ello no estaría de más hacer una quiniela pero, realmente, ¿quien quiere ver la enésima quiniela? Pues una vez más, imitando aquella lista de lo mejor del 2010, he invitado a algunas plumas para visitar algunos de los premios más importantes de la noche de las estrellas. Por supuesto no están todos los que son pero si son todos lo que están, así que tenemos la inestimable ayuda de Henrique Lage, Noel Ceballos, Mikel Álvarez ‑el cual también ha hecho la impresionante ilustración de cabecera‑, Jaime Delgado y yo mismo, Álvaro Mortem ‑por partida cuádruple además- para amenizar estas horas antes de saber en que quedará todo. Por eso yo ya sólo puedo recomendarles acomodarse, disfrutar de la lectura y recriminarnos nuestros fallos sólo tanto como celebraremos nuestros aciertos esta misma noche. El cine en ocasiones produce espectáculos ajenos al propio cine.
El Oscar para la mejor película es para…
The social network de David Fincher (según Henrique Lage)
Vale, todos conocemos los clásicos tópicos a los que ceñimos las películas “oscarizables”; aquellas que se nutren de biopics y/o historias de superación y/o acompañadas de redención y/o consagración de mitos. Hay poco margen para el pesimismo, el descreimiento, la frustración o, en otras palabras, hay miedo a no recompensar al espectador con un caramelo final; se infravalora a la audiencia y se busca, como siempre, agradar. Es por ello por lo que la película de Fincher es la mayor rara avis entre las diez candidatas: es una película inconclusa, tan propia del presente que se encuentra aún en movimiento. Una película que habla de algo cuyas implicaciones aún nos son mayoritariamente desconocidas. No es algo ajeno a los Oscars: los devenires del azar en No es país para viejos o la incertidumbre de En tierra hostil son, a mi parecer, dos estatuillas acertadas con los tiempos que corren. Aunque tenga ciertos recelos a la condición de producto amorfo e irregular que está presente en The social network, tengo que ceder ante la habilidad para construir relatos donde la narrativa se impone por encima de todo, incluso de los propios personajes, y que consigue añadir relevancia a lo nimio de su trama sin caer en la aburrida solemnidad y resultando sumamente esquiva. The social network no es sólo una película de nuestro presente histórico o de nuestros modos de vida actuales, si no que, como ya ensayó Fincher en Zodiac, es una película que pertenece a la vigente manera de entender el relato: un ejercicio activo, despreocupado y exigente; y es esto lo que la hace verdaderamente distinguida.
El Oscar para el mejor director es para…
Tom Hooper por King speech (según Álvaro Mortem)
La categoría de mejor director siempre tiende a darnos unas bastante peculiares sorpresas en tanto que las elecciones rara vez son tan obvias como la lógica nos dicta. En esta ocasión el debate parece ser, ¿premiaran la flema puramente inglesa de Hooper o barrerán para casa con el innegable buen criterio de Fincher? No olvidemos que hay otros nominados, claro, así que miremos antes que tenemos que decir de ellos antes de dirimir en esta lucha cultural por la supremacía anglófona. Los hermanos Coen consiguen en True Grit hacer una película sólida y que esquiva todos los fallos de guión, pero no dejan de ser unos Cohen menores que poco impresionarán a los académicos. Con The Fighter lo único que ha conseguido Russell es demostrar una absoluta falta de ingenio y serias dificultades para saber controlar un guión o la dirección de actores; no comprendo que hace aquí. Por su parte Darren Aronofski ha conseguido dividir tanto a público como a crítica alrededor de su Black Swan pero para la academia no es precisamente santo de su devoción por lo que está lejos de tener alguna posibilidad. Volviendo a la confrontación parricida con la que nos encontramos entre los favoritos me quedo con Hooper; el Oscar de Fincher está aun muy cercano y además, el gran recorrido de premios y su lejano estreno juega en su contra. Después del amo americano, es hora del discurso del rey inglés.