The Great Gatsby: For NES
El trasvase cultural entre medios de diferente índole es algo tan connatural a nuestro tiempo como irritante, absurdo e innecesario en la mayoría de las ocasiones. Es por ello que no es extraño ver como los libros se transforman en películas y discos, las películas se convierten en libros y videojuegos, los discos se convierten en películas y libros y, así, ad perpetuam se van copando las diferentes conformaciones narrativas a explotar en cada medio de un mismo mensaje. El problema es que, la mayor parte de las ocasiones, estas traducciones son toscas, cuando no directamente deleznables, por causa de la incapacidad congénita de quienes han de traducir la obra a otro medio en los códigos del medio ajeno
El caso de El Gran Gatsby hace que sea particularmente dura su traducción ‑como, de hecho, demuestran las violaciones masivas del espíritu y sentido origina de la obra que son todas sus adaptaciones al cine- pero, no por ello, imposible. La de Fitzgerald es una novela de estilo, basada en la potencia de su lenguaje, con una trama mínima y algunas imágenes muy potentes difícilmente recreables en cualquier otro medio, ¿cómo podríamos traducirlo entonces en los códigos de jugabilidad que nos exige el medio al que intentamos trasladarlo? A través de la resignificación particular de los signos representacionales