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No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otro hombre.
- René Descartes.
Hablar de dadaísmo implica una problemática radical primera: no hay un sentido lógico ulterior a través del cual sostenernos en tanto su postura primera es romper con cualquier tradición o racionalidad anterior a sí misma. Es por ello que para entrar a considerar un estilo que afirma desde su propio manifiesto que dadá no significa nadaTZARA, T., Siete manifiestos dada, Alianza, Madrid, 2009, p. 13 no tengamos pie para decir nada racional con respecto de él. Es por ello que un primer acercamiento adecuado hacia el dadá sería el que hace el poeta Andrei Codrescu al afirmar que es y siempre ha sido absurdo y autodestructivo llevar por llevar una vida dadá por incluir, por definición, bromas, payasadas, máscaras, alteraciones de los sentidos, intoxicaciones, sabotajes, rupturas de tabús, juegos infantiles y/o peligrosos, el despertar de dioses muertos, y no tomarse en serio la educación. CODRESCU, A., The Posthuman Dada Guide, Princeton University Press, 2009, p. 1 El artista que se circunscribe en el dadá no puede, y ni siquiera debe, ser tomado en serio, pero mucho menos el deberá tomar en serio las posturas de los demás. Para el dadaísta el arte y la humanidad son unos juguetes con los cuales se articula un discurso lúdico a través de sus acciones que escenifica con ellos en el gran escenario del mundo; la relación del dadá con el mundo se da en su permutación metafórica del mismo: el dadaísmo es metáfora.
Este discurso carecería de sentido o valor por sí mismo si no viniera acompañado de una cierta actitud crítica al respecto de sus propias acciones, lo cual podemos encontrarlo generosamente tanto en las obras dadaístas en sí como en su ámbito teórico. Es por ello que si vemos El gran vidrio de Marcel Duchamp podemos ver la representación de una máquina de complejos mecanismos pero que, sin embargo, no parece servir para nada; los engranajes son la obra de arte en sí misma. Esto conectaría a la perfección con lo que diría Tzara cuando afirma que nosotros vivimos bajo el dominio de la lógica, pero el proceso lógico de nuestro tiempo se aplica sólo en la solución de problemas de interés secundarioCODRESCU, A., The Posthuman Dada Guide, Princeton University Press, 2009, p. 82 ante lo cual ya define la ausencia de toda necesidad de la lógica maquínica de la obra ‑no sirve para nada, y no debe servir para nada- pero continúa El absoluto racionalismo que sigue siendo permitido por la moda para la consideración exclusiva de los hechos escasamente relevantes para nuestra experiencia. La conclusión lógica, en la otra mano, escapa de esto. Necesitamos decirlo, la experiencia se ha establecido hasta sus límitesCODRESCU, A., The Posthuman Dada Guide, Princeton University Press, 2009, p. 82. No sólo no significa nada la obra de Duchamp, es que no podría significa nada aunque sí lo pretendiera: hemos llegado al límite de lo significable, y el dadaísmo lo ha superado, pues está más allá de lo humano en sí.
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