Aunque, ni muchísimo menos, haya creado la fantasmagoría como un concepto patente dentro de la música hay que admitir que el witch house ha ejercido como excelente catalizador para, al menos, hacerla presente. Los fantasmas siempre han anidado en la música, y con una especial querencia en la música de Chino Moreno, por eso no debería extrañarnos que su nuevo trabajo tenga tal querencia por estas entidades.
††† (aka Crosses), que nos regalan su EP † (aka Cross EP), se rige por la articulación discursiva clásica del sonido que imprime Moreno en todos sus proyectos, pero no necesariamente su carácter musical. Con un fiero dramatismo se va moviendo entre unas canciones que siempre intentan situarse como el reverso más melancólico, emocionalmente intenso, del sonido Moreno; no suena a Deftones porque tanto Deftones como ††† suenan a Chino Moreno.
Cuando Roland Barthes, amen de toda la caterva de posmodernos que aparecerían tras de él, hablaba de la muerte del autor condenaban, quizás sin saberlo, a la existencia espectralizada del autor. Si la obra se debe emancipar del autor de forma absoluta entonces deberíamos suponer que esta puede tener una existencia autónoma del hombre con la capacidad de auto-reconocerse, o de reconocerse en aquel que lo lea al menos. El problema es que, como nos demuestra Moreno, es imposible eludir al autor; a aquel de quien somos simiente: ADN y/o memes. Toda obra es necesariamente de su autor hasta el punto que, sin éste, es absolutamente incomprensible desde el mismo instante que, aun cuando se enajene de ella, siempre habrá una parte de su esencia enajenada en él que le hará vivir como espectro tras de sí. No se puede crear ninguna obra de arte sin autor, porque aun cuando el lector es el auténtico autor de su lectura el autor ha codificado su ser en su obra; el autor se auto-reconoce en un ser y ahora particular con respecto de su obra. Por eso no podemos decir que ††† suene como Deftones, porque ambos grupos son la simiente de Chino Moreno y, como tal, son dos disposiciones vivenciales equivalentes pero no iguales; son dos identidades separadas por el espacio y el tiempo de un mismo autor. El autor es la esencia cristalizada en forma de espectro que quedo atrás al zanjar de forma definitiva una obra.