The End of the Tour
James Ponsoldt
2015
No toda idea es buena para escribir sobre ella. Existen ideas mundanas, carentes de giros o glamur posible, cuya caracterización en la ficción no se hace imposible, sino algo imperdonable dentro de la ficción: aburrido. Entre esas ideas caen también, por accidente, algunas personas. Gente de vidas gris, sin sobresaltos, cuya única adicción conocida es ver la televisión durante una cantidad obscena de horas, convirtiéndose entonces no en algo excepcional, sino en algo común, ni siquiera un retrato de su tiempo. En ese caso, David Foster Wallace es un ejemplo de cómo las buenas ideas no generan, necesariamente, buenas ideas; que tener buenas ideas no te convierte automáticamente en alguien interesante.