Etiqueta: sentidos

  • Sensualismo. O el arte como erotismo (político) en Môjû

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    Existe cier­ta be­lle­za inhe­ren­te en las co­sas que los ojos no pue­den ver. Si bien es al­go ló­gi­co, pues exis­ten co­sas be­llas al tac­to o al olor o a cua­les­quie­ra de los sen­ti­dos, se nos mues­tra co­mo con­tra­in­tui­ti­vo en tan­to vi­vi­mos en un mun­do don­de, his­tó­ri­ca­men­te, se ha pri­vi­le­gia­do la vis­ta so­bre los otros sen­ti­dos —al­go evi­den­te cuan­do de­ci­mos «se nos mues­tra», por ejem­plo — ; be­llo es aque­llo que re­sul­ta ar­mó­ni­co a la vis­ta, ex­clu­yen­do esa po­si­bi­li­dad en cual­quier co­sa que di­fie­ra del es­tric­to ca­non vi­sual que de­mar­ca el ar­te. De ahí el clá­si­co de­ba­te de si la co­ci­na, emi­nen­te­men­te gus­ta­ti­va, o la per­fu­me­ría, ex­clu­si­va­men­te ol­fa­ti­va, me­re­cen la ca­te­go­ría de ar­te: no pue­de exis­tir en ellas na­da más allá de su uti­li­dad, en tan­to só­lo re­mi­ten ha­cia otros sen­ti­dos aje­nos al cual nos ha trans­mi­ti­do siem­pre las for­mas ar­tís­ti­cas. Por ex­ten­sión, ar­te só­lo es aque­llo que po­de­mos ver con los ojos.

    Môjû, el can­to de cis­ne en tér­mi­nos ca­nó­ni­cos de Yasuzô Masumura —no por­que sea su obra maes­tra, lo cual es dis­cu­ti­ble, sino por­que el res­to de su fil­mo­gra­fía ha caí­do en el ol­vi­do a pe­sar de es­tar en­tre los gran­des di­rec­to­res de su ge­ne­ra­ción — , ex­plo­ra esa con­di­ción de la be­lle­za más allá de las for­mas clá­si­cas, el éx­ta­sis que só­lo se pue­de en­con­trar en el do­lor y la muer­te, pe­ro tam­bién la po­si­bi­li­dad de un ar­te que tras­cien­da la per­cep­ción nor­ma­ti­va, que pue­da sen­tir­se con to­do el cuer­po. Esa con­cep­ción del ar­te co­mo sa­cri­fi­cio su­pre­mo, de la con­cien­cia, de los sen­ti­dos, se cons­tru­ye a tra­vés de esa mis­ma des­truc­ción, con me­tá­fo­ras, con imágenes.

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  • Movimientos (totales) en el arte mínimo (XXI)

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    Lumines
    Tetsuya Mizuguchi
    2005

    A la ho­ra de re­pre­sen­tar el mun­do siem­pre po­de­mos asu­mir dos po­si­bles ca­mi­nos dis­tin­tos: fi­gu­rar su exis­ten­cia a tra­vés del ma­te­ria­lis­mo o a tra­vés del psi­quis­mo. En el pri­mer ca­so só­lo ten­dría­mos que acep­tar que exis­te co­mo tal aque­llo que sa­be­mos en su fi­si­ca­li­dad, aque­llo que po­de­mos ver y to­car pa­ra ase­gu­rar su exis­ten­cia; en el se­gun­do ne­ce­si­ta­ría­mos po­der ha­cer una sín­te­sis par­ti­cu­lar de co­mo se con­fi­gu­ra en nues­tra men­te, de co­mo exis­te más allá de su com­po­si­ción, hi­po­té­ti­ca­men­te, ob­je­ti­va. En el ca­so de Tetsuya Mizuguchi pa­re­ce sen­tir­se más có­mo­do en es­ta se­gun­da po­si­ción, co­mo nos de­mues­tra en el ca­so de Lumines.

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  • es dificil de olvidar pero algún día sentirás que la vida es maravillosa

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    El es­pec­ta­dor, en­ten­dien­do co­mo tal to­do aquel que di­ri­me lo que exis­te en el mun­do a tra­vés de sus sen­ti­dos, se en­cuen­tra siem­pre an­te un ca­lle­jón sin sa­li­da: o cree cie­ga­men­te en al­gún pun­to que al­go es ver­dad o el es­cep­ti­cis­mo le lle­va­rá a la ab­so­lu­ta ne­ga­ción de to­da exis­ten­cia. En el pri­mer ca­so, el apa­ren­te­men­te más sen­ci­llo, nos ins­ta a te­ner que creer que no to­do pue­de ser men­ti­ra; que hay una ver­dad in­elu­di­ble an­te la cual po­de­mos pos­trar­nos pa­ra así co­no­cer el mun­do. Si Descartes abo­ga­ría por una du­da me­tó­di­ca en la cual aca­ba­ría por di­lu­ci­dar que Dios es mi aval pa­ra co­no­cer la reali­dad co­mo un to­do cohe­ren­te en el ci­ne, hi­jo bas­tar­do de la reali­dad, el ava­la­dor no po­dría ser al­guien con peor in­ten­ción po­si­ble con res­pec­to al es­pec­ta­dor: el director.

    En Audition, el de­miur­go Takashi Miike, pre­sen­cia­mos a tra­vés de los ojos de Shigeharu Aoyama, un hom­bre viu­do de me­dia­na edad, el in­ten­to de reha­cer su vi­da con una nue­va mu­jer. Debido a su edad pre­fie­re no per­der el tiem­po e ir so­bre se­gu­ro, mon­ta­rá un cas­ting fal­so pa­ra una pe­lí­cu­la con la in­ten­ción de co­no­cer a la can­di­da­ta ideal a la cual cor­te­jar y ha­cer su es­po­sa. La si­nies­tra Asami Yamazaki se­rá la ele­gi­da, la cual po­co a po­co irá des­cu­brien­do que es­con­de al­go más allá, qui­zás literalmente. 

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