Si el futuro ya fue entonces sólo nos cabe una pregunta, ¿hasta que punto ya fue? Quizás pueda sonar absurdo pues si el futuro fue ya no corresponde que quede nada de él, sino que vivimos en una suerte de futuralidad posible. Pero, quizás, precisamente ese futuro que ya fue en su no ser sea detrás del cual se esconde el camino hacia el paraíso perdido. Para esto seguiremos dos discos soberbios: Paraiso de Haruomi Hosono y Fantasma de Cornelius.
Paraiso es un disco preciosista, muy apegado a ciertos dejes estetas que ya cultivaría con Yellow Magic Orchestra y haciendo un especial hincapié en la cada vez más fuerte herencia que recibiría la música nipona de la bossa nova. Los sonidos loungue mezclados de los encantadores sintetizadores analógicos forman unos mapas sonoros que geografizan lo más similar a un paraíso terrenal: en una playa bajo una luna pasional el agua nos roza nuestros pies mientras bailamos una melodía encantadoramente anticuada. Con la misma calma que desarrolla nos presenta ese aspecto fundamentalmente ocioso, disoluto, donde sólo cabe tumbarse para que las procelosas aguas marinas nos hamaquen con ternura hasta el cielo si es lo que deseamos. Así es en todo momento, incluido en su final, que lejos de una expulsión del paraíso sólo parece ser un momento único más de la pasión desvanecedora de todo ideal humano. En el paraíso no existe el tiempo cronológico, pues todo tiempo es sólo una medida espacial intercambiable por otra equivalente.