morir por el fin del terror

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Nos cree­mos in­vul­ne­ra­bles, le­jos de la muer­te y sus po­si­bles con­se­cuen­cias cree­mos que no nos lle­ga­ra hoy por­que no­so­tros so­mos es­pe­cia­les. ¿Pero y si hoy es el día que aca­be to­do por­que al­guien cree que el fin de tu vi­da sin tu con­sen­ti­mien­to es un ba­jo pre­cio a pa­gar por el sta­tus quo?

La mas po­lé­mi­ca de las fa­ses de Call of Duty: Modern Warfare 2 nos po­ne en la piel de Joseph Allen quien tie­ne que in­fil­trar­se en la or­ga­ni­za­ción de un pe­li­gro­so ac­ti­vis­ta ru­so, Vladimir Makarov, y des­pués de de ga­nar­se su con­fian­za en una ope­ra­ción te­rro­ris­ta, de­te­ner­le. El ge­ne­ral Shepherd nos da alien­to afir­man­do que es una mi­sión des­agra­da­ble pe­ro que las vi­das que se pier­dan en es­te ata­que se ve­rán re­com­pen­sa­das al evi­tar­se una hi­po­té­ti­ca gue­rra del te­rror soviético-americana.

Cinco ru­sos per­fec­ta­men­te tra­jea­dos y tu con ar­mas de gran ca­li­bre en el ae­ro­puer­to Zakhaev en Moscu, un cam­bio de rit­mo, ya no va­mos a tro­te, ya no co­rre­mos, an­da­mos con par­si­mo­nia, jac­tan­do­nos de lo que va a ocu­rrir en bre­ves se­gun­dos. Makarov man­da abrir fue­go con­tra los ci­vi­les des­ar­ma­dos, una llu­via de san­gre y ba­las en el con­tex­to de los gri­tos, su­pli­cas y so­llo­zos de las vic­ti­mas, pue­des dis­pa­rar o no, pe­ro dis­pa­ras in­ten­tan­do no dar a na­die pa­ra que tus aho­ra com­pa­ñe­ros ru­sos no sos­pe­chen. Los muer­tos se cuen­tan rá­pi­da­men­te a do­ce­nas, gen­te se arras­tran san­gran­do mal­he­ri­dos in­ten­tan­do ale­jar­se y so­bre­vi­vir a es­ta ma­sa­cre; aho­ra los muer­tos son por cen­te­nas. Con pa­so len­to pa­sas por to­do el ae­ro­puer­to, no que­da na­da sal­vo vo­so­tros y to­ne­la­das de car­ne que­ma­da y metal.

Fuera con­tra la po­li­cía to­ca lu­char, ma­tas a to­dos y ca­da uno de los po­li­cías, no es­tán pre­pa­ra­das ni las fuer­zas es­pe­cia­les pa­ra en­fren­tar­se a un gru­po de te­rro­ris­tas ru­sos bien ar­ma­dos y un agen­te de las fuer­zas es­pe­cia­les. Cuando vais a huir to­dos, Makarov te des­ce­rra­ja la ca­be­za de un dis­pa­ro, no les has en­ga­ña­do y aho­ra re­cae la ma­sa­cre de cen­te­na­res de ru­sos so­bre las es­pal­das de un es­ta­dou­ni­den­se, la gue­rra es inminente.

Enhorabuena, has co­me­ti­do un genocidio.

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