La familia es encarnarse en la experiencia heredada de lo que seremos
Bestiarius Toujuushi, de Kakikazi Masasumi
Una de las convenciones sociales más problemáticas a la par que necesarias para la humanidad es la de familia. Aun cuando esto no deja de ser una creación conceptual humana, aun cuando deberíamos ‑como, de hecho, después veremos- sostener que existen las familias dentro del reino animal ahumano, no podemos negar que hay configuraciones familiares de toda clase según las formas culturales que asuman las personas en cada lugar; no existe La Familia como una realidad tangible primera, sino que existen innumerables modelos de familia según el devenir necesario de cada cultura particular. Es por ello que la familia occidental media de los últimos dos mil años, basada en la idea de la familia nuclear cristiana ‑madre, padre, hijo/s‑, es sólo uno de los modelos posibles y no una realidad tangible exclusivista ‑aunque el cristiano medio negará que su realidad pueda no ser la Realidad en sí. Pero en tanto podemos comprobar empíricamente lo común de otras clases de familia ‑como por ejemplo, pero no exclusivamente: los padres solteros entre los pingüinos, la poligamia en algunos países árabes o la crianza comunitaria entre una infinidad de clase de animales y tribus indígenas de toda clase- pretender que sólo hay una posible realidad social con respecto de la familia es un absurdo.
Ahora bien, para poder dilucidar que es o que no es una familia deberíamos, en primera instancia, poder dilucidar de hecho que es lo que configura que una determinada forma social se pueda o no considerar como una familia. Si siguiéramos las audacias intelectuales de Friedrich Engels como antropólogo podríamos afirmar que la familia no es más que una convención histórica que va evolucionando de forma sistemática a partir y en consonancia de los sistemas políticas, la cual desembocará en su sistema perfecto en conjunción con el comunismo. El problema que nos suscita esta teoría es que es exclusiva y no inclusiva; Engels pretende establecer una idea de La Familia única, como si sólo existiera la posibilidad de que la poligamia desemboque necesariamente en la monogamia liberal, esta en la monogamia estricta y esta en el colectivismo: la realidad es menos estructural, y mucho más compleja. Es por ello que, lejos de intentar establecer un canon histórico de lo familiar, el propósito de cualquier intento de conceptualizar la familia debería partir de la necesidad de encontrar un hecho nuclear a través del cual pensar la diferencia particular de todo aquello que consideramos organización familiar.