La virología de la normalidad es el fruto de la sociedad infectada
The Thing: Northman Nightmare, de Steve Niles
En nuestras mitologías hay siempre un espacio preferente por la aventura que lleva al héroe a alcanzar terrenos de lo desconocido que, anteriormente, les han sido vedados al común de los mortales. Ya desde La Odisea la noción del viaje como descubrimiento del Yo ‑aunque no necesariamente, también puede ser para definir una sociedad o un arquetipo dado- será una constante en todas las formas mitológicas que se precien de serlo. Lo desconocido, lo que no tiene forma conocida, es la aspiración del héroe ya que, en su enfrentamiento, en su capacidad de cartografiar aquello que es desconocido demuestra que él es una singularidad entre sus pares; el héroe es reconocido como tal en su posibilidad de descubrir lo desconocido, de aprehender aquello que no se puede atrapar para mirarlo a los ojos y poder hacer llegar al común de los mortales hasta donde nunca antes otro habría llegado. Es por eso que el descubrimiento de lo que no se comprende, de lo que hay más allá, es tanto un descubrimiento del acontecimiento, de los eventos que allí acontecen, como del objeto en sí mismo.
Los vikingos a su llegada a la Antártida descubrirán dos terribles realidades: la tierra es un enemigo más feroz que cualquier animal y que hay cosas más allá de toda comprensión humana cuando se sobrepasan ciertas barreras físicas hasta ahora inexpugnables. Con esta idea en mente Steve Niles desarrolla un origen para el mito de La Cosa ‑del cual ya hablamos en el pasado- que viene de más allá de las estrellas; La Cosa, como entidad, es aquello que está siempre sumergido en lo inexplorado, en lo desconocido. Es por ello que aquí es todo una relación de sobrepasamiento de los límites de la razón.