Etiqueta: Rob Zombie

  • No hay nada más oscura que el final pretérito del mundo

    null

    Incluso la fies­ta in­fi­ni­ta de­be co­no­cer fin, por­que el in­fi­ni­to de to­da pro­pues­ta par­te del he­cho de la cons­cien­cia de su re­pe­ti­ción. Este es­pe­cial de Halloween a si­do par­ti­cu­lar­men­te es­plen­do­ro­so, tre­men­do y bru­tal, gra­cias de for­ma par­ti­cu­lar a unas co­la­bo­ra­cio­nes que han es­ta­do ra­yano con la más ab­so­lu­ta de las ge­nia­li­da­des —y en al­gu­nos ca­sos, que ca­da cual ten­drá que de­ci­dir cua­les son, in­clu­so la su­pe­ran. Por eso es tris­te des­pe­dir tan be­llo acon­te­ci­mien­to, al­go que nos ha en­se­ña­do y he­cho cre­cer en el te­rror has­ta el pun­to de ne­ce­si­tar alar­gar­lo más pa­ra po­der con­te­ner to­do lo que acon­te­ció en­ton­ces, pe­ro no que­da más re­me­dio que ce­rrar la puer­ta de es­ta ca­sa de los ho­rro­res has­ta el año que vie­ne. La fi­ni­tud ex­pec­tan­te de nues­tra exis­ten­cia se apli­ca, del mis­mo mo­do, a lo que po­de­mos ha­cer y, pa­ra no ago­tar­lo de­fi­ni­ti­va­men­te, se­rá me­jor des­can­sar el te­rror co­mún ba­jo nues­tras ca­be­zas has­ta la pró­xi­ma evo­ca­ción del in­fi­ni­to, has­ta la pró­xi­ma con­fa­bu­la­ción sa­gra­da, has­ta la pró­xi­ma fiesta.

    Índice de Halloween.

    El len­gua­je es la ca­sa del ser (in­clu­so cuan­do és­ta es­tá en­can­ta­da) (Sobre Killer, de Salem)
    La cul­tu­ra es el ar­te que se ex­pan­de a tra­vés del en­ci­clo­pe­dis­mo po­pu­lar (Sobre Cabin in the Woods, de Drew Goddard se­gún Henrique Lage)
    Cada cli­ma se pien­sa a sí mis­mo en sus con­di­cio­nes de des­truc­ción (Sobre Déjame en­trar, de John Ajvide Lindqvist)
    Caramelo en­ve­ne­na­do. La au­tén­ti­ca his­to­ria del hom­bre que arrui­nó Halloween (La his­to­ria de Ronald Clark O’Bryan por Noel Burgundy)
    La mú­si­ca es la ci­ru­gía sónico-cerebral que se apro­pia del sen­ti­do del mun­do (Sobre steel­ton­gued, de Hecq)
    La ne­ga­ción de la du­da. La pe­sa­di­lla co­mo el mie­do más real a ima­gi­nar (Una re­fle­xión so­bre las y sus pe­sa­di­llas se­gún Jim Thin)
    El apo­ca­lip­sis se da en la ce­rra­zón del de­seo. Tres za­ra­ban­das, una pro­fe­cía y una te­sis au­sen­te (Sobre Treehouse of Horror XXIII, de Los Simpson)
    El de­seo es­tan­ca­do es el mons­truo­so en­gra­na­je del te­rror (Sobre Livide, de Alexandre Bustillo y Julien Maury se­gún Rak Zombie)
    La du­da ab­so­lu­ta es aque­lla que só­lo es­con­de el va­cío de­trás de sus ves­ti­dos (Sobre Love Sick Dead, de Junji Ito)
    Minuto terro-publicitario. O por qué acu­dir a la lla­ma­da de un ami­go cuan­do te ne­ce­si­ta (Anuncio de co­la­bo­ra­ción en el blog)
    La co­mo­di­dad va­cía es la sa­la de es­pe­ra de la pul­sión de muer­te (Sobre Time to Dance, de The Shoes y Daniel Wolfe se­gún Pantalla Partida)
    La ex­pe­rien­cia in­te­rior se da en el in­tro­du­cir al dios ex­te­rior en mi mun­do (Sobre Marebito, de Takashi Shimizu)
    ¿Qué pa­só con Halloween? Todo cam­bia pa­ra que to­do si­ga igual (Tira có­mi­ca de Mikelodigas)
    Un mon­tón de ho­jas muer­tas. Un te­rro­rí­fi­co cuen­to de oto­ño. (Un cuen­to de Andrés Abel)

    Índice de Halloween-Zombie.

    La ca­sa de los 1001 ca­dá­ve­res. Un os­cu­ro epí­lo­go de Xabier Cortés
    To all tomorrow’s par­ties. Una lec­tu­ra crí­ti­ca de Nacho Vigalondo
    Proyecciones pa­ter­nas en Halloween. Un es­bo­zo de ge­nea­lo­gía de Álvaro Arbonés

  • Proyecciones paternas en Halloween. Un esbozo de genealogía de Álvaro Arbonés

    null

    No hay dos sin tres y co­mo con­si­de­ra­ría que se­ría una fal­ta gra­ve que no apa­re­cie­ra por aquí Halloween, por otra par­te una de mis pe­lí­cu­las fa­vo­ri­tas de to­dos los tiem­pos, me veo en la ne­ce­si­dad de ce­rrar es­ta im­pro­vi­sa­da in ex­tre­mis tri­lo­gía de la vi­ven­cia exis­ten­cial a tra­vés de Rob Zombie con una alo­ca­da teo­ría más es­bo­za­da que con­clui­da pa­ra ce­rrar el es­pe­cial de Halloween. Porque, ¿quién soy yo pa­ra no de­jar­me arras­trar por el amo­ro­so im­pul­so de to­dos aque­llos que han apo­ya­do es­te es­pe­cial desinteresadamente?

    Si tu­vié­ra­mos que ha­cer una ge­nea­lo­gía del Halloween de Rob Zombie ba­sán­do­nos ya no en lo que nos cuen­ta la his­to­ria en sí, ya que ese ni­vel es­tá ne­ce­sa­ria­men­te ata­do a la ori­gi­nal de John Carpenter, pe­ro tam­bién al prin­ci­pio de gé­ne­ro que lo cir­cuns­cri­be al pe­so ra­di­cal de la re­la­ción slasher-fi­nal girl, en­ton­ces po­dría­mos di­lu­ci­dar que lo que nos cuen­ta en un sen­ti­do úl­ti­mo es úni­ca­men­te la his­to­ria de la bús­que­da de una fi­gu­ra pa­ter­na per­di­da. Lo que ocu­rre du­ran­te la pe­lí­cu­la, en am­bas par­tes de la sa­ga, es el des­con­trol de Michael Myers por ver­se per­di­do de to­da re­la­ción fa­mi­liar: pri­me­ro, se ve aban­do­na­do por su ma­dre pa­ra, des­pués, ver co­mo su pa­dre se des­en­tien­de com­ple­ta­men­te de él —por­que, aun cuan­do no su pa­dre, el Dr. Loomis se pro­yec­ta en la vi­da de Myers co­mo una fi­gu­ra pa­ter­na: él es quien le en­se­ña a ser adul­to pe­ro tam­bién, en un sen­ti­do psi­co­ana­lí­ti­co, el cas­tra­dor que le arre­ba­ta la fi­gu­ra del de­seo que su­po­ne su ma­dre (y en nin­gún ca­so es ca­sual la lec­tu­ra psi­co­ana­lí­ti­ca en es­te ca­so, pues Zombie ha­rá un uso en­fá­ti­co de Jüng en la se­gun­da en­tre­ga de la se­rie. La his­to­ria de Myers no es la his­to­ria de un ase­sino, es la his­to­ria de un ni­ño abandonado.

    (más…)

  • To all tomorrow’s parties. Una lectura crítica de Nacho Vigalondo

    null

    Hasta tal pun­to no aca­ba nun­ca Halloween que cuan­do ya se creía aca­ba­do apa­re­ce una pie­za más, una pe­que­ña jo­ya es­con­di­da, que has­ta en­ton­ces no ha­bía apa­re­ci­do. No quie­ro alar­gar­me más, así que aquí les de­jo con la vi­sión de The Lords of Salem de Nacho Vigalondo pa­ra que des­cu­bran por qué de­be­rían es­tar cons­tru­yen­do ya un al­tar a Satán, si es que no a Rob Zombie.

    Salí del pa­se de The Lords of Salem en el fes­ti­val de Sitges con la sen­sa­ción de que la pe­lí­cu­la ha­bía es­ta­do re­bo­ta­do con­tra un re­cuer­do es­pe­cí­fi­co en mi ca­be­za du­ran­te to­da la pro­yec­ción. Al po­co tiem­po des­cu­brí a qué otra pe­lí­cu­la se pa­re­cía tan­to, has­ta el pun­to de po­der con­si­de­rar­se un re­ma­ke en­crip­ta­do. No se­ría la pri­me­ra vez que Rob Zombie cons­tru­ye una pe­lí­cu­la so­bre el eco de otra, y me re­fie­ro a The Devil’s Rejects, una re­cons­truc­ción per­fec­ta­men­te ca­mu­fla­da de la tra­ma de The Empire Strikes Back.

    La pe­lí­cu­la a la que The Lords of Salem da pa­ta­das por de­ba­jo del man­tel es Twin Peaks: Fire, Walk with me, la pe­lí­cu­la más ex­tra­ña de David Lynch (que se di­ce rá­pi­do), una pe­lí­cu­la des­pe­cha­da ca­si uná­ni­me­men­te en su mo­men­to, pe­ro a la que el tiem­po le es­tá ha­cien­do bri­llar, otor­gán­do­le el ra­ro es­ta­tus de obra de cul­to to­tal, que es aque­lla que has­ta se atre­ve a ten­sar la re­la­ción con el fan­dom ini­cial­men­te más con­ven­ci­do. Y de la mis­ma ma­ne­ra que Fire, Walk with me re­sul­tó un de­sa­fío pa­ra el twin­pea­ker más con­ven­ci­do, The Lords of Salem tam­bién es­tá re­sul­ta­do es­qui­va pa­ra el fan fa­tal de Rob Zombie.

    (más…)

  • La casa de los 1001 cadáveres. Un oscuro epílogo de Xabier Cortés

    null

    Halloween no aca­ba nun­ca, y por ello aun­que ha­ya lle­ga­do a su fin no­so­tros se­gui­mos ali­men­tán­do­lo. ¿Se pre­gun­tan que fue de la se­gun­da par­te del es­pe­cial, aque­lla en la que ha­bla­ría­mos de Rob Zombie to­dos en co­mu­ni­dad? Ya sa­ben que pa­só: us­te­des no acu­die­ron a la lla­ma­da y por ello se can­ce­ló; no ha­bía na­da que mos­trar, ¿pa­ra qué dar ex­pli­ca­cio­nes? Pero hu­bo una per­so­na, só­lo una per­so­na, que sí con­tes­tó y, por ello, se me­re­ce la ex­pli­ca­ción y el mi­nu­to de glo­ria que no pue­do pro­por­cio­nar­le pe­ro sí in­ten­ta­ré dar­le. Va por ti, Dulcemorgue.

    Mis pa­sos de­vo­ran el pol­vo­rien­to y si­nuo­so ca­mino ha­cia la des­ven­ci­ja­da ca­sa de Otis y sus hues­tes. Otra vi­si­ta más. Expectante por el ma­ca­bro show cu­yos de­ta­lles es­ta­rán aho­ra mis­mo ul­ti­man­do. Ya sien­to mi res­pi­ra­ción ace­le­ra­da y no si­quie­ra soy ca­paz de ver la ca­sa. El olor —siem­pre co­men­tá­ba­mos que el olor de­la­ta­ría los jue­gue­ci­tos de esa jo­di­da fa­mi­lia— el olor es­pe­so lo po­see to­do en es­te pa­ra­je. El olor a muer­te es evi­den­te y se con­vier­te en em­bria­ga­dor se­gún nos va­mos aden­tran­do más y más en los te­rre­nos de la fa­mi­lia. Ahí es­tán, es­pe­ran­do en la puer­ta. Parece que soy de los úl­ti­mos en lle­gar, veo ca­ras co­no­ci­das de otros años. Estoy se­dien­to y aquí apa­re­ce Baby ofre­cién­do­me al­gún du­do­so bre­ba­je, a sa­ber qué ha­brá es­ta­do ha­cien­do con él, mal­di­ta ninfómana.

    (más…)

  • Minuto terro-publicitario. O por qué acudir a la llamada de un amigo cuando te necesita

    null

    Dentro de po­co lle­ga­rá Halloween y, co­mo ya sa­ben, en el blog lo es­ta­mos ce­le­bran­do co­mo si de he­cho el mun­do se aca­ba­ra ese día. Y co­mo es un día de te­rror, don­de las áni­mas deam­bu­lan li­bre­men­te, el blog abre sus puer­tas ese día y só­lo ese día pa­ra que cual­quie­ra pue­da ha­cer su apor­ta­ción; les que­re­mos a us­te­des es­cri­bien­do en The Sky Was Pink pa­ra Halloween.

    ¿Escribir lo que quie­ran? No, eso nun­ca, por­que es­te Halloween es es­pe­cial: ha­ce 10 años Rob Zombie y Sheri Moon Zombie se ca­sa­ron, pe­ro ha­ce 5 años que Rob Zombie es­treno su re­ma­ke de Halloween: ce­le­bré­mos­lo a par­tir de esa ló­gi­ca. ¿Qué les pro­pon­go? Hagan un re­ma­ke de cua­les­quie­ra de las pe­lí­cu­las o can­cio­nes de Zombie. ¿Qué sig­ni­fi­ca es­to? Que quie­ro que ha­gan una se­rie de re­la­tos, crí­ti­cas, es­cri­tos de teo­ría fic­ción o cual­quier co­sa que se los ocu­rra que no ex­ce­da las 400 pa­la­bras por tex­to, que es­té cir­cuns­cri­to den­tro del uni­ver­so Rob Zombie; va­le to­do, siem­pre y cuan­do en­tre den­tro de lo que po­dría con­si­de­rar­se una am­pli­fi­ca­ción de al­gu­na cla­se del par­ti­cu­lar uni­ver­so Zombie. ¿La his­to­ria de co­mo se co­no­cie­ron los pa­triar­cas de la fa­mi­lia Firefly? Pueden ha­cer­lo. ¿Un aná­li­sis fo­ren­se de Michael Myers? Deseando es­ta­mos de leer­lo. ¿Una lec­tu­ra cripto-especulativa so­bre el ca­ba­llo blan­co co­mo sim­bo­lis­mo jun­giano? Está us­ted lo­co, pe­ro no se­ré yo quien le im­pi­da ha­cer­lo. ¿Una es­pe­cu­la­ción de The Lords of Salem a tra­vés de la can­ción The Lords of Salem? Oh, cla­ro que sí.

    Si quie­ren par­ti­ci­par es­cri­ban us­te­des un tex­to que se ajus­te a los cá­no­nes an­tes des­cri­tos, que no su­pere las 400 pa­la­bras (o, si las su­pera, den­me una bue­na ra­zón pa­ra que lo acep­te) y ade­más lle­gue, co­mo tar­de, el día 31 de Octubre a las 11:59 de la aun ne­bu­lo­sa ma­ña­na a mi di­rec­ción de email: mr.mortem(arroba)gmail(punto)com. Con to­do lo que lle­gue mon­ta­ré un pe­que­ño li­bro que se po­drá des­car­gar gra­tui­ta­men­te el mis­mo día de Halloween, pa­ra que así pue­dan leer an­tes, du­ran­te y des­pués del obli­ga­do vi­sio­na­do noc­turno del ci­clo Zombie que de­be­rían ha­cer. Porque si no lo ha­cen, por­que si no aman de ver­dad Halloween, ¿por qué leen és­te blog?