Si bien existen notables excepciones, los triunfos particulares de los artistas prominentes de cada época se sostienen en una única dirección que explotan de forma notable a lo largo del tiempo. La idea del artista polifacético, camaleónico, capaz de cambiar de registro o estilo con cada nuevo trabajo de largo recorrido que aborda, es una rara avis: el común de los artistas se hace feliz puliendo su pequeña porción de realidad, limando sus aristas, soplando lo sobrante de su superficie. No necesita más. Por eso la verdadera genialidad, más allá del mero transitar un recorrer de forma constante el mismo camino hasta perfeccionarlo, pasa por asumir con naturalidad el darse hacia la exploración de nuevas sendas del bosque; lo que es propio del artista no es la senda, sino el bosque. Por eso quien se atreve a estar buscando nuevos claros y ríos, árboles y pájaros, plantas y setas, explorar aquello que le es próximo sin abandonar lo que le es propio, es aquel que puede considerarse como un artista auténtico.
Bajo ese paradigma, podríamos considerar que Mogwai se nos dan en un movimiento inverso al de la mayoría de sus cohetaneos: después de unos primeros discos taimados, muy complacientes, llegaron a la experimentación de la mano de Mr. Beast, explorando con cada vez mayor virulencia las diferentes posibilidades de ese nuevo campo de pruebas abierto a su medida. La edad llama a la prudencia, salvo a los artistas. Por eso, al llegar a Hardcore Will Never Die, But You Will, poco queda del post-rock perfectamente claveteado sobre las normas básicas del género que los llevó a encabezas las listas de lo más in en su momento; en contraposición, abandonan los planos básicos para desatar un ejercicio de imaginación catedralicio.