Etiqueta: slasher

  • hibridando en el terror

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    ¿De que ha­bla­mos cuan­do ha­bla­mos de slashers? Parece una sen­ci­lla pre­gun­ta de­bi­do a su gran tra­di­ción y ex­ten­sa fil­mo­gra­fía pe­ro tam­bién, en oca­sio­nes, se ne­ce­si­ta de des­fi­gu­rar las ex­pec­ta­ti­vas del es­pec­ta­dor ha­cia el ge­ne­ro pa­ra sor­pren­der. No ca­be du­da de que es­to lo con­si­gue The Hills Run Red de Dave Parker.

    Lo que en ori­gen es la bús­que­da de una pe­lí­cu­la per­di­da pa­ra su fu­tu­ra exhi­bi­ción y crea­ción de un do­cu­men­tal so­bre el mis­mo se tor­na una pe­sa­di­lla cuan­do el ase­sino es real. Y a par­tir de aquí la pe­lí­cu­la, has­ta aho­ra un abu­rri­do ejer­ci­cio de tra­di­ción, se con­vier­te en una re­fle­xión de meta-cine. El ci­ne co­mo reali­dad, co­mo ejer­ci­cio vi­vi­do de lo real pro­vo­ca que lo que de­be­ría ser un slasher con­ven­cio­nal sea una es­tir­pe de ase­si­nos cu­ya más­ca­ra y cá­ma­ra pa­sa de pa­dres a hi­jos por tra­di­ción. Pero mien­tras la más­ca­ra se ce­de con amor, des­de el amor que crea al pro­pio slasher, la cá­ma­ra se ce­de so­lo en un vio­len­to ejer­ci­cio de au­to­ri­dad. La gra­ba­ción de la pe­lí­cu­la de te­rror de­fi­ni­ti­va va cam­bian­do con el tiem­po y las ge­ne­ra­cio­nes. Mientras Babyface es sim­ple­men­te un peón, una mues­tra de un im­per­tur­ba­ble sta­tus quo, el con­flic­to padre-hija se tor­na en el con­flic­to del ci­ne de te­rror ac­tual: slasher vs. tor­tu­re porn. Así el cam­bio ge­ne­ra­cio­nal fa­vo­re­ce al se­gun­do de­jan­do un iró­ni­co pun­to fi­nal con el na­ci­mien­to de un nue­vo Babyface co­mo una suer­te de re­ma­ke del slasher clá­si­co que, aho­ra, se tor­na­rá ému­lo del tor­tu­re porn.

    Quizás no sea la me­jor pe­lí­cu­la po­si­ble y no es, ni mu­cho me­nos, lo me­jor que se pue­de ver hoy por hoy pe­ro su re­fle­xión so­bre el pro­pio ci­ne de te­rror y su bre­ve­dad lo ha­cen un pla­to ape­te­ci­ble. Y al fi­nal no es más que un ejer­ci­cio de meta-cine que se atre­ve a ju­gar con las con­ven­cio­nes so­cia­les que el mis­mo ve­ne­ra. Todo por el te­rror pe­ro sin el terror.

  • volvieron a por su venganza

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    Esta en­tra­da es la pri­me­ra del es­pe­cial Halloween que ce­le­bra­mos en es­ta san­ta ca­sa, es­ten­se aten­tos por­que les es­pe­ra co­mo mí­ni­mo una en­tra­da dia­ria mas has­ta el sábado.

    Eviscerar, des­cuar­ti­zar y, so­bre­to­do, acu­chi­llar es el tra­ba­jo bá­si­co de cual­quier slasher que se pre­cie pe­ro no siem­pre lo tie­nen tan fá­cil, no des­de la lle­ga­da de Cassandra Hack.

    Hack/Slash es un có­mic que nos na­rra los via­jes de Cassie Hack y su ami­go y guar­dián Vlad en bus­ca y cap­tu­ra de los slashers que aso­lan to­do EEUU. Estos slashers son gen­te que al mo­rir de uno u otro mo­do vuel­ven a la vi­da en bus­ca de ven­gan­za por su muer­te o bien vi­vos tan re­ma­ta­da­men­te lo­cos co­mo pa­ra de­di­car­se a ma­tar in­dis­cri­mi­na­da­men­te por lo que ellos creen que es ha­cer el bien. Así el có­mic es una re­crea­ción en el go­re y en los tó­pi­cos del ge­ne­ro lle­ván­do­los ha­cia un nue­vo ni­vel, el del ca­za­dor ca­za­do, to­do es­to ade­re­za­do de los pro­ble­mas de so­cia­bi­li­dad, de in­de­fi­ni­do se­xual y de la bús­que­da del pa­dre de Cassie. Solo te vuel­ves un caza-slashers si has te­ni­do que vi­vir eso.

    Especialmente cu­rio­sos re­sul­tan los one shoots en los cua­les nos en­con­tra­mos des­de en­fren­ta­mien­tos con­tra Chucky has­ta en­fren­ta­mien­tos con­tra un ma­nía­co ultra-católico que abo­ga por la pu­re­za pa­san­do por un slasher ase­sino de sui­ci­de girls. Y aquí en­con­tra­mos la otra ins­pi­ra­ción de la se­rie, las sui­ci­de girls, de don­de se se­gui­rá las pau­tas de es­té­ti­ca que tien­den a se­guir los di­se­ños de Cassie, pro­vo­ca­ti­vos y sub­cul­tu­ra­les, co­mo di­ría uno de los per­so­na­jes del có­mic «co­mo un Marilyn Manson en mujer».

    Los slasher aso­lan América, al­guien tie­ne que pa­rar­los y pa­ra eso po­de­mos con­tar sin nin­gu­na du­da con Cassie y con Vlad. Si quie­res la paz pre­pá­ra­te pa­ra ma­tar slashers.