Reproducción por mitosis, de Shintaro Kago
Partiendo de la idea de que el objeto artístico es un objeto autónomo que decide su propia plasmación de vida, ¿cómo se reproduce su existencia? Esta, que no deja de ser una sólo aparentemente absurda cuestión al respecto del arte, es una de las preguntas capitales que nos tendríamos que hacer cuando abordamos la creación artística como una necesidad vital; si el arte existe como una realidad latente y yo creo que es importante hacer arte, por una u otra cuestión, ¿cómo se acaba generando, por ejemplo, un cómic? Esta seria la pregunta capital no sólo para cualquiera que quiera pensar el arte desde su vanguardia más presente en la actualidad, desde un realismo especulativo gozoso de su corriente ontológica más objetual, sino que también es la premisa esencial que se hace Shintaro Kago al abordar algunas de sus obras: ¿cómo se reproduce una viñeta hasta conformar una historia secuencial, una concatenación de imágenes que nos narran una historia pero que, además, se define como cómic y es un arte en sí mismo con sus propias condiciones de factibilidad?
Esta pregunta viene al caso porque de hecho todo lo que hace Kago de una forma insistente en su obra, pero de forma muy particular en esta recopilación de one shoots que nos trae EDT, es construir un discurso a través del cual experimentar los límites lógicos de la narratividad en el cómic; explora los límites del estilo para conocer los límites del lenguaje (del cómic). Como un James Joyce desquiciado e hiperbólico demasiado obsesionado con el ero-guro como para alcanzar las cuotas más altas de la aceptación social académica, va construyendo una obra donde explorar de forma sistemática las diferentes posibilidades a través de las cuales puede expresarse el cómic sin dejar de ser cómic. Para ello va desarrollando una asombrosa teoría donde construye el sentido a través de la construcción que data de la reproducción por mitosis de una viñeta primera (Reproducción por mitosis), el cambio relativo de perspectiva (Génesis ciudadana), la multiplicación sistemática de viñetas (Blow Up) o la construcción de un doble discurso a través de los espacios entre viñetas (Preocupaciones innecesarias) produciendo así un discurso que, necesariamente, se transluce a partir de la propia condición de su construcción. Todo el sentido que pueda tener el manga no se lo dota un crítico o un artista decidiendo los límites de que es el manga, sino que lo decide él en sí mismo al oradar los límites de su construcción singular.
Ahora bien, el que decide o vislumbra esos límites no es el artista sino el arte en sí mismo ‑en éste caso en particular, el cómic. Esto que puede parecer en origen un sentido metafísico del arte no es tal, ya que aquí debemos considerarlo dentro de un sentido estrictamente materialista: el cómic (como medio) es un contexto, el cómic (como obra) es un objeto paciente y el autor es un objeto agente; la exploración de los límites del contexto, del mapa, se dibujan sólo a través de la exploración que hace el objeto paciente del mundo a través de la instrumentalización de su objeto agente: el objeto paciente, el cómic, es independiente de la intencionalidad del objeto agente, el autor. Esto nos permite que, si bien no existe una realidad objetiva última al respecto del cómic, si podamos hacer una interpretación situándonos nosotros como nuevos objetos agentes sustituyendo la figura del autor, ¿qué significa esto? Que la interpretación no se encuentra en la intencionalidad del autor sino que se haya en la relación que se construye entre el objeto agente (el intérprete de la obra) y el objeto paciente (la obra en sí).
La exploración del límite del medio entendido como contexto de su propio ecosistema personal sería entonces una continuación lógica que está más allá de la interpretación, porque sería la relación que se da del objeto con el mundo en sí al cual pertenece. Por ejemplo podríamos decir que en un sentido de relación contexto-objeto Reproducción por mitosis nos habla de como el cómic puede ser una relación reproductiva basada en la fragmentación de cada viñeta como una continuidad lógica con respecto de la siguiente en un sentido puramente contingente; cualquier viñeta que venga después de la primera es diferente de esta y siempre diferente de las cuasi infinitas posibilidades de lo que no ha sido pero podría haber sido. ¿Qué queda entonces para el objeto agente? La relación entre objetos entonces sería precisamente pensar esa relación en sí, como se produce, como se construye y como, de hecho, eso implica ciertos cambios o límites dentro de lo que se puede o no se puede hacer dentro de un género determinado. Es por ello que aquí la labor del objeto agente, sea Shintaro Kago o sea el crítico o el lector de su obra, es explorar el sentido que está dado en la relación del objeto paciente con su contexto.
¿Significa esto que la intencionalidad del autor carece de valor en la génesis de la obra en sí? Sí, porque de hecho el sentido del que se dote a la obra puede ser completamente ajeno al planteado (de forma consciente) por el autor, y no, porque de hecho el autor siempre dota de un cierto sentido que puede estar ahí o no pero que de hecho era su intención en plasmar. Es por ello que cuando abordamos este Reproducción por mitosis, pero cuando abordamos una obra de arte en general, tenemos que recordar las palabras con las que acabo Kago el breve ensayo con el que cierra el manga: así pues, el dibujo del manga no necesariamente representa con absoluta fidelidad lo que es real. Si es así es porque, de facto, el arte ni representa ni tiene que representar lo real, sino que construye su propio universo (mundo posible) a través de un contexto dado (el medio artístico en sí) que se da en un objeto paciente (la obra artística) interpretado por un objeto paciente (el que interpreta el sentido último de la obra); sólo a partir de que entendemos esta premisa que nos muestra la realidad como una concatenación constante pero contingente de sentidos y razones podemos comenzar a entender el por qué del sentido de la exploración del arte: la reproducción de las formas artísticas no nos habla sólo del arte, sino también de todo aquello que conforma el mundo en sí que habitamos o deseamos habitar.
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