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Etiqueta: humor
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Je suis Charlie

Ayer murieron doce personas y cuatro más fueron heridas de gravedad. No hubo motivo para ello. Algunos afirman que el motivo era la religión o los límites del humor u otra quimera cualquiera, pero es un error de concepción: no existen límites inviolables, transgresiones intolerables, pensamientos demasiado peligrosos. Por cada uno que maten surgirán otros dos que retomen su trabajo, como expresa el dibujo que Mike Remacha ha dibujado para la ocasión. No cabe decir nada más, porque ahora tenemos tres obligaciones: nunca olvidar lo ocurrido, retomar nuestro trabajo crítico y no dejarnos llevar por el odio recordando que no todos los religiosos son fanáticos; en suma, hacer honor a la memoria de los caídos. Ellos así lo hubieran querido.
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Movimientos (totales) en el arte mínimo (XIX)

Orgullo y Satisfacción
¡Caramba!
2014Supervisar la manera de actuar de los demás supone un gesto desagradable en sociedad; aunque a veces resulta necesario, la mayor parte de las ocasiones sólo sirve para regular el ámbito social según los intereses creados de unos pocos. Aquellos con autoridad como para imponer su cosmovisión. Cabría entender entonces la diferencia entre el censor, aquel que vigila de forma activa que el comportamiento de los demás se pliegue a los intereses del poder, y la figura familiar, aquel que actúa de modo paternal para intentar encauzar comportamientos que pudieran considerarse como perjudiciales o patológicos para el propio interesado. Censura es, por tanto, sólo cuando se pretende eliminar un comportamiento o pensamiento porque no se pliega a los intereses particulares de aquellos que ostentan el poder.
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Movimientos (totales) en el arte mínimo (XVI)

Bambi Meets Godzilla
Marv Newland
1969La tensión imposible que logra Marv Newland con su obra seminal, para más de uno seminal en sentido literal al sentir que le han eyaculado encima al terminar de verla, consiste en alargar un chiste hasta cambiar de forma flagrante el objeto del chiste: ya que se nos promete desde el título lo único que acontecerá, decide crear el efecto humorístico a través del suspense. Durante cerca de dos minutos no vemos más que pasar créditos donde se repite una y otra vez el nombre de Newland, creando en nosotros dos posibles efectos: frustración (violenta) o frustración (humorística). Los créditos son, por tanto, parte integral de la película en tanto mecanismo interno de la misma: hace gracia porque se crea un ambiente tenso, aburrido, que hace penetrar al gag de un modo violento por su ausencia.
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Poética del suicidio. Sobre «Suicide Club» de Sion Sono

¿Cómo hablar de aquello que no se puede hablar, de la muerte, del suicidio sin motivo o de absurdo motivo? Hay quien nos diría que de lo que no se puede hablar es mejor callar, ya que no existiría ninguna verdad a través de la cual desvelar verdad alguna. Aunque no le falte razón, podríamos argüir una problema al respecto: presupone que nos satisface no saber. El hombre, como animal curioso antes que político, necesita conocer las razones específicas de su existencia, ¿qué sentido tiene la vida? —preguntó el primer hominido al vacío, y cuando descubre que no hay respuesta, pues el mundo calla, entonces se arroga en encontrar respuestas. No calla, sino que pregunta más; no calla, sino que crea el lenguaje.
La pasión de Sion Sono por los artefactos pop, con su trascendencia construida en su condición popular, hace de su narración algo antipático de penetrar si se espera una disposición exclusivamente pop: su condición poética vuela libre a lo largo de todo el relato. No ve distancia, ni icónica ni efectiva, entre la cultura de masas y la poesía. Aunque pueda parecer una impostura, su mérito es conseguir aunar ambos elementos como una masa común de trabajo sin distinciones ni frontera; lo poético, como lo pop, es trabajado en la misma bancada con diligencia equivalente: no se sobrepone ningún material sobre el otro por una autoridad impostada. La base del relato se sostiene bajo la constante de un grupo de idols (muy) menores de edad, un grupo de terroristas salidos de la mente de David Bowie y una disposición poética de aquello que ocurre de verdad tras los suicidios en masa; condición poética en tanto asume un contenido que desarrollar, pero lo dispone tras metáforas que explicitan su significado al ocultarlo.