Ayer murieron doce personas y cuatro más fueron heridas de gravedad. No hubo motivo para ello. Algunos afirman que el motivo era la religión o los límites del humor u otra quimera cualquiera, pero es un error de concepción: no existen límites inviolables, transgresiones intolerables, pensamientos demasiado peligrosos. Por cada uno que maten surgirán otros dos que retomen su trabajo, como expresa el dibujo que Mike Remacha ha dibujado para la ocasión. No cabe decir nada más, porque ahora tenemos tres obligaciones: nunca olvidar lo ocurrido, retomar nuestro trabajo crítico y no dejarnos llevar por el odio recordando que no todos los religiosos son fanáticos; en suma, hacer honor a la memoria de los caídos. Ellos así lo hubieran querido.
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