We’re not alone, de AA= AiD
Si hay algo que defina de forma notoria a la humanidad, siendo a su vez visto como uno de los rasgos primarios de la bondad o ausencia de esta en ella, es el concepto de la compasión. Es por ello que resulta común, incluso loable para algunos, que famosos como Bono o Phil Collins aparezcan cada año cantando una ñoñada de ventas estratosféricas creada ex profeso para la caridad, como ejercicio de compasión hacia la miseria del tercer mundo ‑todo esto obviando, como no podría ser de otro modo, los terribles desfalcos fiscales que acometen. Las galas benéficas ante cualquier catástrofe, la proliferación de ONG’s sostenidas por millonarios comprometidos o el mero acto de compadecerse del prójimo ante su sufrimiento parecen ser la cumbre de toda empatía humana; en nuestra sociedad, profundamente cristiana en sus raíces, se ha santificado el acto de la compasión de la desgracia del prójimo hasta edificarlo como valor moral primario a través del cual articular la brújula ética de la sociedad. El problema, es que esta brújula siempre apunta hacia el tramposo norte de la hipocresía.
La idea de que la compasión no es más que una idea abyecta que aliena a los hombres bajo una condición de ajeno a la vida en sí misma la encontraríamos ya en Frederich Nietzsche y su ataque hacia los valores tradicionales de la cristiandad. Según este cuando ejercemos la compasión sobre aquel individuo que está sufriendo un padecimiento peor que el nuestro propio lo único que estamos haciendo es prefijar su dolor como mayor que el nuestro para regocijarnos en nuestra bienaventuranza relativa con respecto de él; cuando Bono siente compasión respecto de los niños de África ejerciendo la caridad con ellos está negando la vida de estos al situarse como una fuerza moral mayor que estos: el rico (económica o moralmente), el que es comparativamente más afortunado, ejerce un poder de exclusión, de negación de la vida, con respecto del más pobre. Es por ello que la compasión se nos presenta como negadora de vida en tanto siempre se sitúa como aquello que se hace como un intento no de afirmar la vida ‑pues Bono no afirma la fortuna de su vida al darle dinero a los más desfavorecidos (aunque si gana un beneficio económico: exenciones fiscales), pero estos tampoco ven afirmada su vida en tanto sus condiciones vitales siguen siendo igual de miserables que antes- sino de establecer un paradigma donde se pueda crear un simulacro de felicidad, una condición donde se niega el sufrimiento pero no se acepta la vida.