No somos lo que somos también somos lo que fuimos, lo que seremos, lo que pudimos ser y no fuimos e incluso, lo que podríamos llegar a ser pero jamás seremos. Las personas somos solo en todo en lo que no somos. Quizás por eso sea tan doloroso la repetición, la rutina, el ser siempre exactamente igual. La rutina, el vivir en un ser que niega sus posibilidades, es como estar encerrado en una caja, es como Time FCUK.
De una extraña caja sale un yo del futuro que nos arrastra dentro de la caja. A partir de allí todo es una consecución de puzzles de habilidad e inteligencia que tendremos que resolver uno a uno hasta llegar al final. Nuestro pixelado avatar puede caminar, saltar, arrastrar y coger cajas con lo que podremos apañar los primeros niveles. En cualquier caso, poco después, también nos obligarán a aprender a cambiar de polaridad. El mundo cambia según la polaridad desde cual la miras y solo en consecutivos cambios de vista podemos seguir adelante con nuestra misión. También se incluye posteriormente la manipulación del espacio ya que, en muchas ocasiones, no podremos pasar de un lugar sino cambiamos la disposición de lo que ocurre en él. Todos los medios que tenemos jamás son gratuitos y nunca es imposible continuar, siempre es posible seguir si tenemos el ánimo y la disposición. Todo es un tour de force donde la huida hacia atrás, el fracaso o el suicidio, es imposible, solo se puede seguir hacia delante. Si todo esto no es suficientemente tortuoso nuestros yos, futuros y pasados, nos alentaran, amenazaran, sabotearan y ayudaran desde no sabemos que espacio, pero sí siempre desde otro tiempo. Ante semejante perspectiva, sin saber que ocurre realmente, uno solo avanza a ciegas, dudando de todo y de todos, para al final encontrarse a sí mismo para hacer convulsionar la realidad, la caja, en la que está inmerso.
Nuestros yos, nuestros posibles yo, están estáticos, perdidos en un espacio desconocido y en un tiempo que, quizás, jamás alcancemos. Ellos son nosotros porque no ser ellos o haber sido ellos o ser ellos nos configura. Y solo el salir de la caja, de nuestra introspección y nuestra rutina, nos salvará. Yo soy los demás.
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