Cuando algo está profundamente arraigado en la opinión colectiva hasta el punto de darse una naturalización de ese hecho se hace necesario abordarlo desde todos los frentes y niveles posibles. El problema del trato de la mujer por parte del hombre, del feminismo, no debe ser sólo copado por las acciones de las instituciones, los grupos feministas y la cultura oficial, también es necesaria una defensa en los márgenes. Ante una constitución sólida en prejuicios, es necesario también dinamitar desde dentro los mismos; abrir una fisura en el muro penetrando en el mismo. Y The Taint de Drew Bolduc y Dan Nelson cumplen este papel excelentemente a todos los posibles niveles.
Por culpa de la contaminación del agua de la ciudad los hombres se contagian de una potente droga que les hacen tener un pene eternamente erecto y, además, un odio ciego contra las mujeres. En esta situación el protagonista Phil O’Ginny junto con su rescatadora Misandra tratarán de parar la locura que se está desatando por culpa de lo que definen como la mancha. Y aunque el guión no brille en particularmente por su genialidad, contando la historia mediante flashbacks montados en un orden peculiar, la película está muy lejos de ser un fracaso. Con 6.000 dolares de presupuesto y una gran parte de gore artesanal nos concede una de las películas más hábiles y brutales que nos ha dado el underground en los últimos tiempos. Sería demasiado fácil emparentar el trabajo de Bolduc, que se descubre además como un genial actor protagonista, con el de John Waters pero, si uno ve la película sin prejuicios, The Taint va mucho más allá que cualquiera de las películas del padre del trash.