creo que mi amigo dijo: no olvides la sonrisa

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Los cum­plea­ños tie­nen una cier­ta im­por­tan­cia den­tro de la cul­tu­ra hu­ma­na co­mo for­ma de ve­ne­ra­ción de la exis­ten­cia; es una ce­le­bra­ción de ín­do­le so­cial don­de de­cla­ra­mos nues­tra fe­li­ci­dad de ha­ber na­ci­do. Pero to­do cum­plea­ños ne­ce­si­ta el com­po­nen­te so­cial, el re­co­no­cer­me co­mo vi­vo a tra­vés de que otros de­cla­ren en mi ese es­ta­do de vi­ve­za, o lo que es lo mis­mo, que me fe­li­ci­ten el cum­plea­ños. Y pa­ra eso es­ta­mos hoy aquí, pa­ra ce­le­brar el se­gun­do cum­plea­ños de es­te blog.

¿Como va­mos a ha­cer tal co­sa? Se me ocu­rrie­ron mu­chas co­sas, al­gu­nas alo­ca­das e im­pen­sa­bles, otras tí­pi­cas y abu­rri­das, pe­ro fi­nal­men­te me de­ci­dí por ha­cer lo que peor y me­jor se ha­cer: di­bu­jar y po­ner en el cen­tro de aten­ción a los de­más. Así van a ver a to­dos aque­llos que ha­cen es­te blog po­si­ble di­bu­ja­dos ‑em­pe­zan­do por mi mis­mo en­ca­be­zan­do el post- re­cor­dan­do cua­les han si­do sus atri­bu­cio­nes al mis­mo. Que, aun­que no siem­pre sean evi­den­tes o si­quie­ra vi­si­bles pa­ra na­die que no sea yo mis­mo ‑per­ma­ne­cien­do des­co­no­ci­das al­gu­nas in­clu­so pa­ra ellos mismos‑, son mu­chas y con mu­chí­si­mo peso.

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La pri­me­ra es la se­ño­ri­ta Rak Zombie, co­ra­zón y es­pí­ri­tu de es­te blog. Sin sus áni­mos, sus ideas y sus sa­bios con­se­jos ha­ce ya tiem­po que el blog se ha­bría ido a la de­ri­va del pen­sa­mien­to más abs­trac­to e idio­ti­za­do con la re­gu­la­ri­dad de ac­tua­li­za­ción del vó­mi­to de una ca­bra. Pero tam­bién ha par­ti­ci­pa­do ac­ti­va­men­te, por ejem­plo, ha­blán­do­nos de The Loved Ones pa­ra el es­pe­cial de Halloween o par­ti­ci­pan­do en el es­pe­cial de es­pe­cia­les de año nue­vo. Quizás, se­gún al­gu­nos, no ten­ga au­to­ri­dad pe­ro sin ella es­te trono de le­tras ha­ce ya de­ma­sia­do tiem­po que se ha­bría ve­ni­do abajo.

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Hay mu­cha gen­te gran­de, enor­me in­clu­so, pe­ro po­ca gen­te lo es tan­to a tan­tos ni­ve­les co­mo Mikelodigas. Él ha es­ta­do siem­pre ahí que le he ne­ce­si­ta­do pa­ra ha­cer una ca­be­ce­ra o pa­ra apor­tar al­go en el blog, co­mo ya bien sa­ben, pe­ro ade­más es un se­gui­dor fiel y co­le­ga con el que siem­pre pue­des con­tar, aun­que es­tés ya en el úl­ti­mo mo­men­to. Y, aun en­ci­ma, él es ca­si tan gran­de co­mo su fuer­za de es­pí­ri­tu; ¡es un au­tén­ti­co gigante!

Según Nietzsche sin mú­si­ca la vi­da no ten­dría sen­ti­do pe­ro, del mis­mo mo­do, sin Marlon Dean Clift es­te blog no ten­dría sen­ti­do. Músico ge­nial y ca­si tan buen ami­go su mú­si­ca ha si­do un te­ma re­cu­rren­te en es­te blog, sino el más reite­ra­ti­vo de to­dos. Además a él fue la pri­me­ra en­tre­vis­ta que se hi­zo en es­te blog, co­sa que no pue­do sino agra­de­cer­le otra vez más. Y por fa­vor, es­cu­chen su mú­si­ca, él no me­re­ce menos.

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Y el fi­nal lo re­ser­vo pa­ra los me­jo­res: us­ted, lec­tor. Sea quien sea, es­té don­de es­té gra­cias por acom­pa­ñar­me en es­te pe­ri­plo que ya da­ta de dos años que han pa­re­ci­do quin­ce y que oja­la du­re al me­nos tan­tos, o más. Por su­pues­to tam­bién que­ría dar­le las gra­cias de to­do co­ra­zón a to­dos aque­llos que al­gu­na vez ha­yan co­la­bo­ra­do con al­guno de los múl­ti­ples es­pe­cia­les ‑no se­ré yo quien los enu­me­re a to­dos, son de­ma­sia­dos y te­mo ol­vi­dar a alguien- que hu­bie­ran si­do im­po­si­bles sin su ayu­da. Espero que les ha­ya gus­ta­do y nos ve­re­mos en las mis­mas con­di­cio­nes den­tro de un año con sa­brá quien que re­ga­lo de cum­plea­ños se me ocu­rre pa­ra us­te­des. Creo que mi ami­go di­jo: «Oigo pasos.»

2 thoughts on “creo que mi amigo dijo: no olvides la sonrisa”

  1. Muchas fe­li­ci­da­des por tan­to tiem­po, que se me ha pa­sa­do en un so­plo. Mantener un ni­vel de cons­tan­cia y au­ten­ti­ci­dad du­ran­te tan­to tiem­po no es fá­cil. Que sean mu­chos más y que yo los lea ^^

  2. Muchísimas gra­cias Claudia, la ver­dad es que es un es­fuer­zo tre­men­do el que in­vier­to pa­ra es­te blog pe­ro creo que me­re­ce la pe­na. Y sí, que leas los años ve­ni­de­ros o no me­re­ce­rá tan­to la pe­na preciosa ^^

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