Para Occidente, entendido como Europa y EEUU, todo lo que ocurra fuera de sí cuando no estuvieron involucrados de forma directa carece de cualquier clase de valor político, social o cultural. Así no debería extrañarnos que el peronismo sea uno de los grandes desconocidos del conocimiento político español aun cuando tiene una historia fascinante. Por eso demos gracias a Dios a la existencia del fanzine Viernes Peronistas.
Con un estilo socarrón y bien alejado de la objetividad nos van narrando la historia de los protagonistas del peronismo de un modo ameno y ágil imitando cierto toque à la Nuevo periodismo del abanderado argentino Rodolfo Walsh. Aunque hay varias entrevistas además de algunos artículos más académicos ‑ambos siempre bien plagados de fotografías o ilustraciones de grandes autores argentinos- incluso en esos casos siempre se mantiene la premisa básica de cualquier buen fanzine que se precie: se ha de entretener además de ilustrar. Y lo hacen con una absoluta excelencia. En éste sobrevuelo de contrastes nos van presentando de un modo desordenado los echos detrás del convulso panorama político de Argentina durante el siglo XX. La historia en ocasiones llega a puntos de total inverosimilitud con Perón convertido en una suerte de estrella del rock para la juventud argentina o brujos talmúdicos siendo secretarios personales de éste. Pero, aun con toda su sorna y surrealismo siempre a flor de piel, siempre se mantiene cercano a los hechos que representan de un modo más certero la política que convulsionó de forma más flagrante el mundo durante el pasado siglo.
Aquí encontrarán dándose la mano tanto al más electrizante peronismo p0p como al academicismo más riguroso en la investigación para conformar una díscola pareja que nos retrate la auténtica esencia de la figura política tras Perón: una política de contrastes contradictorios. Y por eso no sólo es imprescindible leer Viernes Peronistas, sino también intentar no olvidar jamás lo que ocurrió en ese tiempo en aquel lugar lejano llamado Argentina. Nunca hay que dejar de arrojar luz sobre las sombras de la historia oficial.
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