Otra semana más, otra entrega de Colores prohibidos. Y si bien en esta ocasión viene sensiblemente más exigua, todavía hay bastante de lo que hablar. Por ejemplo, de Death Note. También sobre un puñado de películas de culto y, de paso, de una película recién estrenada que tiene todas las papeletas para convertirse en futura referencia universal. Pero lo más importante es que ha regresado Studio Suicide, el blog musical donde vamos cribando lo mejor (y a veces, lo simplemente interesante o la novedad que toque defenestrar) del ámbito musical contemporáneo. Especialmente de esos márgenes, ya sean por extremos o por no anglosajones, que otros suelen olvidarse de trillar.
Por otro lado, ha sido una semana de buenos textos ajenos. Ya sea para hablar de videojuegos, píxeles y hostias como panes, o para hablar de libros, esa futura película de culto ya nombrada o el problema del capitalismo en su enésima forma adquirida, no será esta semana cuando nos quedemos cortos en lecturas recomendadas para quien tenga necesidades más allá de los textos del autor de este blog.
Dicho eso, como siempre, damos paso al resumen. No sin recordar antes que, la semana que viene, volverá Colores prohibidos. Y, con un poco de suerte, lo hará con un poco más de contenido.
Lo que hago
Tomando apuntes: las películas de ‘Death Note’ | Cinemania
Death Note es un fenómeno de culto mundial. Eso es bien sabido por todos. Ya sea por el manga o su incluso más exitosa adaptación al anime, la obra de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata demostró a toda una generación que existía cultura popular japonesa más allá de i>Dragon Ball o Pokémon. Pero eso no significa que, en Japón, el culto a este serial de libretas mortíferas, dioses de la muerte y adolescentes psicópatas sea menor. A diferencia de España, allí miman sus casos de éxito. Videojuegos, novelas, series de televisión o, incluso, un musical. Todo eso es lo que tiene en su haber Death Note. Y cómo no, también películas de imagen real.
Death Note: The Last Name, de Shusuke Kaneko | Letterboxd
Death Note: The Last Name tiene todos los defectos de su predecesora. Es inevitable. Cuanto más intenta parecerse al anime más le cuesta coger el vuelo, lo cual es problemático porque tiene grandes ideas por sí misma. Pero ahí está la clave. Death Note: The Last Name hace algo inesperado: deja de mirarse en el espejo del anime. Incluso del manga. Decide coger los juguetes y, esta vez sí, empezar a construir algo que sea suyo.
Pero antes de eso hay que comernos metódicas reconstrucciones que no van a ninguna parte.
Death Note – L: Change the WorLd, de Hideo Nakata | Letterboxd
Los spin-off tienen mala prensa. Y es normal. Suelen ser oportunistas, toscos, nada más que un refrito de la obra original. ¿Cómo podría funcionar el hecho de coger un personaje secundario, pensado para realzar los actos, pensamientos y contradicciones del elenco principal, y dedicarle su propio espacio para que se desarrolle libremente? Eso va contra lo que muchos conciben como narrativa. Y si fuera cierto que, como dicen muchos manuales, los únicos personajes tridimensionales de una historia deberían ser los principales, entonces también sería cierto que todo spin-off es, de base, aberrante.
Por fortuna, el manual de narrativa medio tiene el mismo valor que el vómito reseco en un baño de discoteca.
The Dark Crystal, de Jim Henson y Frank Oz | Letterboxd
Algunas personas deberían ser eternas. Inmortales. No sólo que no murieran, sino que su memoria perdurara para siempre. Que, de algún modo, fuera imposible que no estuvieran presentes siempre, incluso si en ocasiones lo fuera de un modo más discreto. Entre las pocas personas que se merecen ese trato deferencial, está Jim Henson.
Southland Tales, de Richard Kelly | Letterboxd
Mucha gente cree que Neon Genesis Evangelion no tiene sentido. Que no pretende contar nada. Que todo el esfuerzo de Hideaki Anno sólo sirvió para hacer una deconstrucción —utilizado, de forma equivocada, como término comodín para decir «parodia no humorística»— de las series de mechas.
Pero en algo tienen razón: Neon Genesis Evangelion hace un buen trabajo de deconstrucción.
John Wick: Chapter 2, de Chad Stahelski | Letterboxd
El propósito de toda performance es perturbar lo real. Distorsionar cómo se comporta el espectador con la realidad que le rodea. Sea este el espacio, las personas o él mismo. En esencia, podríamos decir que la performance es la forma nuclear del arte: experiencia pura de aquello que intenta transmitir algo capaz de transformar el mundo.
Kendrick Lamar — Damn. (2017) | Studio Suicide
Existe algo divino en el proceso artístico. Como si todo artista fuera un dios en miniatura. No por nada, en su obra su voz es absoluta. Decide la forma, el fondo, qué existe, qué es lo que nunca podrá existir. E incluso si la obra tiene existencia autónoma, ya que será interpretada en un contexto específico por personas que no son su autor, hasta dónde pueda llegar dependerá de los atributos que le haya conferido.
Y lo que se está haciendo
Apoteosis lectora: 25 recomendaciones literarias para el Día del Libro | Canino
«Llega el Día del Libro y es difícil escoger un título entre tanta novedad. Máxime cuando los dos grandes sellos se dedican a hacer rebosar cada escaparate de librería con sus títulos. Hay vida más allá de las grandes corporaciones editoriales: te brindamos esta lista con la que puedes empezar a aclarar tus ideas».
Cada vez que usas Airbnb te estás cargando una ciudad que amas | GQ
«Airbnb nació como una buena idea de Internet: compartir, conocer gente y sacarse unos euros. Alquilar a turistas ocasionales esa habitación de invitados, desayunar con ellos, orientarles un poco por tu ciudad. El anfitrión obtenía dinero, y los turistas un precio mucho más barato y, con suerte, un trato humano mucho más buenrrollista que el que proporcionaban los Bed’n’breakfast de los que sacaba el nombre».
Los tres milagros de “John Wick: Pacto de sangre” | GQ
«Para el público español, John Wick (Chad Stahelski y David Leitch, 2014) fue algo parecido a una aparición mariana en mitad del no siempre espectacular catálogo de estrenos en VOD. Ya hubiese escuchado hablar antes de sus virtudes en medios extranjeros o (mejor aún) se topase con ella por sorpresa, esta ejemplar película de acción supuso un chute de adrenalina para todo el fan del género con algo de respeto por sí mismo. La buena (genial) noticia es que ahora podrá disfrutar de su secuela en pantalla grande, lo que tiene sentido: Pacto de sangre supone, tanto a nivel visual como narrativo y temático, un salto tan decisivo como el que va de la pequeña pantalla al multicines. Si la primera vez se nos apareció la virgen con un héroe de acción/cámara de ecos culturales tan interesante como Wick, ahora tenemos la oportunidad de asistir a tres milagros. Y no precisamente menores».
A Pixel Artist Renounces Pixel Art | Dino Farm Games
«I hope it’s clear from this image that I love pixel art. Auro was a love letter to the amazing stuff Nintendo, Capcom, Konami, and SNK produced in the 90s. That art was probably the primary reason I got into this field in the first place. It’s a beautiful form, and some of my favorite pixel artwork is being made today».
The making of Samurai Shodown | Polygon
«In 1993, SNK released Samurai Shodown, a pioneering weapons-based 2D fighting game set in 18th-century Japan, featuring iconic characters like Haohmaru the wandering ronin, Galford the ninja from California and Nakoruru the Ainu falconer. A bona fide fighting game legend, the game in its heyday was renowned for intense swordplay and large, beautifully-animated 2D sprites».
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