Las ruedas siguen girando y el día señalado se acerca cada vez de forma más evidente, haciéndonos mirar detrás de nosotros por si esta vez sí ya hay algo detrás nuestro, ¿no será entonces mejor hacer que sea más misterioso con una de las maravillosas críticas de cine de Rak Zombie? Por supuesto que sí.
Livide, de Alexandre Bustillo y Julien Maury
Inmiscuirse en la vida ajena siempre atrae las fatales consecuencias del destino. Cuando tu vida se encuentra al límite y no le encuentras sentido a nada, no será procedente ponerle excusas a la locura. Luchar contra todo lo que te rodea deberá ser algo que organizar con esmero, siempre y cuando lo que tienes a tu alrededor pueda ser controlado por ti mismo. Entremeterse en un laberinto no tan apartado de tu vida diaria puede atraer las fuerzas del mal, como bien se puede deducir en Livide de Alexandre Bustillo y Julien Maury.
Lucie es una joven que comienza un nuevo trabajo como aprendiz de cuidadora a domicilio, un empleo que le va como anillo al dedo y que necesita para poder empezar a vivir la vida por si misma. En el transcurso de su primer día de trabajo es llevada hasta la mansión de la señora Jessel, de la que tendrá que encargarse, pero no será como todos los demás ancianos que había conocido. La mujer en coma que acaba de conocer guardará terribles secretos de los que sólo conocerá el tesoro que supuestamente oculta. Tesoro que será buscado y encontrado, para la desgracia de todos los que allí se hallen.
Cuando entramos en la mansión protagonista de esta película, deducimos que poca júbilo vamos a conservar al salir de ella, si es que conseguimos abandonarla. Jessel nos condenará a conocer su terrible historia y toparnos con su “fortuna”. No podremos dejar de pensar en Suspiria cuando nos veamos rodeados de bailarinas, siempre tan constantes con su dedicación, sea la que sea. Muchos años habrán pasado desde que la vida de Lucie estuviera predestinada a habitar la casa y conocer a sus huéspedes y sirvientes, aunque nunca sean los que nos imaginamos o la suerte de lo que nos podemos permitir imaginar.
La concepción de asaltar un tesoro, o lo que alguien puede entender como tesoro, nos puede hacer encontrarnos con extrañezas bruscas ya que es difícil que encontremos lo que necesitamos para satisfacer nuestros deseos pero sí que podemos destrozar las posesiones más valiosas para aquellos a los que pretendemos desvalijar. La ira se cernirá sobre nosotros mientras pisamos los bienes ajenos hasta que nos destruya convirtiéndonos en las nuevas pertenencias de quien intentamos saquear.
No hay vuelta atrás para los que han buscado su propio beneficio pisoteando lo que encontraban a su paso, incluyéndose a si mismos. Sólo la liberación de aquellos que fueron utilizados como objetos, podrá conducir la historia a un final conveniente. No hay nadie en este mundo que pueda salvarte de los engranajes que te impusieron, sólo tu voluntad de destrozar aquello que te creó como monstruo.
Deja una respuesta