Lo que nos configura como lo que somos son nuestras experiencias y nuestros recuerdos pero si nos arrebatan estos solo nos queda la búsqueda desorientados y violentados de nuestros legítimos recuerdos.
964 Pinocchio de Shozin Fukui nos cuenta la historia de Pinocchio un robot sexual sin memoria desechado por impotente momento en el cual conocerá a Hiniko, una chica también sin memoria que le ayudara a encontrar sus recuerdos. A partir de aquí se origina un delirio cyberpunk que pasa entre el argumento principal, la búsqueda de los recuerdos de Pinocchio y sus antiguos dueños intentando capturarlo, y las absurdas tramas secundarias, el hombre que quiere desesperadamente adoptar una hija con su mujer, por lo que acaba por secuestrar una niña en mitad de una estación de metro. Este puro esperpento, en el sentido estricto que le daría Valle-Inclán, de sangre, vomito, grito y vandalismo acaba por ser la sublime historia de la búsqueda de la propia identidad en una sociedad donde no cabe sitio para nada que no sea el presente. La búsqueda de la propia identidad y de alguien que sea capaz de, con nosotros, escuchar los sonidos únicos de las pulsiones de la ciudad.
964 Pinocchio es una película que solo gustara a unos pocos pero que, en cualquier caso, merece la pena recrearse en su mundo hiperbolizado del, ya no tanto el no hay futuro, como el no hay pasado . En un mundo sin pasado solo el luchar por nuestro pasado nos hará libres.
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