La escapada hacia el pasado es una constante muy propia ya no sólo de nuestro tiempo sino de la humanidad en su conjunto. Recordar tiempos pasados invariablemente como mejores infecta el pensamiento de (casi) toda persona; lo que antes era hortera u odioso cuando pasa el suficiente tiempo pasa a ser chic y maravilloso. Pero no siempre es algo negativo, una mera permutación de los códigos para entrar en un bucle infinito de reciclado de basura, en ocasiones aparecen cosas como Escape Velocity de Zombi.
Con un proggressive rock que remite constantemente a la época dorada del krautrock Zombi van hilvanando una serie de canciones que son todo nostalgia; suenan exactamente como debería sonar un viaje en un crucero Alemán a través del tiempo donde se cometen extraños crímenes mientras huimos de una horda de zombies. Porque si algo es el disco es aglutinador. Despedaza la esencia básica de los sonidos que le son propios al género para rearticularlos en pequeños discursos auto-contenidos que funcionen como representación de los momentos álgidos de la clase de cine que acompañaban a la época; la miasma primordial de sonidos que crean se fusiona con los conceptos mismos que abordan. Así nos encontramos en una carrera por la supervivencia que incluye viajes en el tiempo, en el espacio y en la mente del propio oyente. Disrupten la realidad a través de un sonido añejo, evocador, que nos suena común y podemos situar en la tradición pero que sin embargo no situamos como una mera repetición de los códigos. El valor de esta imprescindible obra de Zombi es su capacidad para lanzarnos, como si fuera la primera vez, contra esa atmósfera de horror más allá de la comprensión humana, precisamente, a través de la incomprensibilidad del kraut. Actualizan y pervierten los códigos para recrear los primeros pasos ‑metafóricos y literales- del género como perpetuador de las historias de lo imposible de los 70’s.
Esta velocidad de escape es, en realidad, un escape de velocidad: Zombi parten de la base de aquello que nos es familiar y común huyendo de él raudos no para articular un sonido propio, sino para cogerle la espalda, para asaltar la tradición y someterla a la concepción contemporánea. De este modo actualizan y renuevan de forma literal un sonido que, hasta hace poco más de un año, parecía estar reposando en un merecido descanso de los justos. La cuestión del retorno en ocasiones consiste en ser capaces de someter al retorno al ser auténtica novedad en su carácter pasado.
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