It Is Good That We Never Met (en The Underdark)
Funeral Diner
2005
Al encuentro de Gustave Doré con La divina comedia lo que se resalta es oscuridad, por lo demás burlona, escondida entre túnicas y piedras y faldones. Oscuridad burlona por tímida, ni se esconde ni se pretende grande, sino que va oscilando constante entre dejarse enseñar el trasero y descubrir que detrás de las risas nos ha hecho atragantar la magdalena; es oscuro, burlón, pero oscuro. La misma lógica que cabe detrás de Funeral Diner que, al situarnos ante el verdugo, se permiten tirarle de la lengua para ver que nos dice:
«La verdad es lo que hacemos, no lo que vemos, así que pregunta lo que quieras».
Verdugos con sentido del humor, que no afirman si quieres el corte por encima o debajo de la nuez sino que filosofan con resolución, es aquello que podrían haber retratado todas aquellas D’s: Dante, Doré; aunque lo hace (Funeral) Dinner. ¿A donde nos lleva ésto? A las extrañas resonancias que surgen entre grabados, literatura y música; comparten una resonancia, una actitud burlona enmascarada en mil capas de oscuridad, que oculta aquella oscuridad aún más profunda en la horrible mueca final que nos regalan. No es tan difícil percatarse sobre aviso. Aunque sea screamo evolucionado, con menos gritos y mayor depuración técnica en sus entrañas, lo que nos propone It Is Good That We Never Met no deja de ser una capa de terror que, en último término, se entiende como parodia: burla del screamo, de las formas onerosas de la música contemporánea —que cree que por añadir composiciones de teclado, por proximidad al piano, ya son neo-clásicos — , de la oscuridad impostada de todos los anteriores.
Nada en la parodia, en la mueca burlona —como si para ser mueca, primero no hubiera que conocer la original; como si en distorsionar la original, no se alcanzara una consciencia más profunda de los mecanismos que implican los gestos — , anula la posibilidad de llegar hasta un campo más profundo. Hablábamos de magdalenas como quien habla de la memoria, porque son lo mismo. Si ponemos en distancia la parodia del original, a la parodia de su mismidad como parodia, nos percataremos de que su sentido es profundo y oscuro; no importa si Dante, Doré o Dinner, en los tres casos acaba habiendo un sentido más profundo de oscuridad y desasosiego generado por la capacidad de ir más allá, sólo visible para quien penetra en él a pecho descubierto. Sin burla ni ironía. Oscuridad sólo presente en las mentes, sino en los sueños, de aquellos capaces de rasgar la celosía de cierta verdad trascendente.
Quizás no se muevan los tres a la misma altura, pero los tres se mueven en la misma dirección bajo un dominio común. ¿Por qué perderse en jerarquías cuando hablamos de visitar el infierno?
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