En la vida de toda persona hay momentos en que se impone una necesidad de cumplir los deseos por encima de todas las demás cosas. Los deseos, desde el más pequeño hasta el más descomunal, requieren siempre un esfuerzo para cumplirlos ya que estamos poniendo una parte de nosotros mismos en el mismo; nuestros deseos son hechos configurantes de nosotros mismos. Por eso, aunque el deseo nunca sea retribuido más allá del deseo mismo, ese es suficiente pago pues aquello que hemos creado a través de nuestros flujos deseantes es una parte de nosotros mismos que hemos cedido al mundo. Por eso, hoy, he abierto una nueva revista digital de ámbito mensual donde haré crítica musical, se llama ngo.
El resto de explicaciones, y su dosis, multiplicada por siete, de mis escritos las encontrarán hoy, y una vez al mes, allí. Disfruten y difundan la palabra. Los deseos son la retribución de uno mismo por la valentía de afrontar la vida con el amor más sincero que puede desplegar.
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