Hay quien con una infinita gracia divina, aun cuando quizás sea un mero conocer bien su trabajo, son capaces de trastocar todos nuestros conceptos, ideas y comportamientos. Nunca sabemos como nos comportaremos cuando nos llegue la muerte como los personajes de Neil Cross nunca saben como acabaran en sus historias noir.
En Capturado le dan a Kenny Drummond un mes y medio de vida por lo que decide reconciliarse con todo lo que hizo mal en su vida. Su ex-mujer a quien aun quiere con locura, aquel joven chico negro al que casi secuestran delante suyo o el tendero de toda la vida el cual tuvo que impedir que ocurriera lo anterior. También, por qué no, descubrir que fue de aquella chica de su infancia que tan bien le trato, Callie Barton y que ha desaparecido. Desaparecida después de un relación muy extraña con su marido. Hay ocasiones que un hombre debe que hacer lo que debe hacer y más, cuando la muerte le pisa los talones.
Los sentimientos ficticios que amplifican y crean unos recuerdos desteñidos van desarrollando esta narración fragmentada. El amor, el odio y el terror aparecen en sus formas más puras en todos los personajes, en unos de un modo claro, indistinto y falso, en otros de un modo confuso, extraño y verdadero. Nadie se salva de recorrer los lúgubres caminos de una humanidad interior tan sana como incierta que acaba, en sus formas más terribles, doblegando las voluntades hacia como en realidad son. Nadie es absolutamente malvado ni absolutamente benévolo, todo depende de las situaciones que hayan vivido y todos y cada uno de ellos son, en todo momento, sinceros con sus compromisos internos. La falsedad es solo una cara de una moneda que, después de todo, quizás no sea tan importante ni grave como queremos pensar.
Finalmente entre chapoteos y cantos de sirena cada uno vuelve a sus vidas, eternamente trastocadas, pero con una nueva concepción de si mismos. Los vivos lloran a los muertos mientras estos hacen sus últimas ofrendas a los vivos antes o después de que abracen el sueño de los justos. Sea como fuere, no importa. Los vivos no deben rendir tributo a los muertos, los muertos son quienes rinden debido tributo a quienes todavía se quedan en un mundo que no saben donde les llevará. Lo importante es, al fin, recordar.
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