En la vida es muy común vivir a la sombra de otro, del empollón de la clase, de tu jefe, de un amigo, de un compañero o de tu pareja y en los videojuegos esto no es diferente, así debe ser duro ser un ODST existiendo el Jefe Maestro.
Halo 3 ODST nos pone en la piel de El Novato, un nuevo miembro del equipo de fuerzas especiales de los ODST que descienden a Nueva Mombasa para descubrir a que se debe el repentino ataque del Covenant y rescatar toda la información posible. Así lo primero que nos percatamos es de nuestra propia fragilidad humana, no somos un aguerrido super-soldado geneticamente modificado con una armadura de ultima generación, solo somos soldados bien entrenados con un equipo pasable y el VISR, un dispositivo que nos permite detectar enemigos a distancia. Y con esto se juega, con el continuo uso del VISR y en procurar matar a nuestros enemigos antes de que sepan de nosotros, de huir, de organizarse bien y aprovechar los recursos al máximo. Todo combate, por fácil que parezca, puede ser el ultimo.
Durante el juego se intercalan las escenas de El Novato vagando solo por la ciudad buscando a su equipo y los flashbacks en cada ocasión que encuentra algún objeto personal de su equipo. En esta narración fragmentada se va alternando entre los momentos de soledad y absoluta vulnerabilidad del novato con los momentos de lucha intestina del resto del equipo por terminar de reunirse y conseguir escapar con éxito del lugar. Así tenemos una narración doble que acaba confluyendo y aunando las fuerzas de todo el equipo pasando de los contrastes de combate sigiloso y búsqueda de lo ocurrido de El Novato hasta, ahora definitivamente, los épicos combates en equipo contra el Covenant.
Cabe destacar así el cambio entre unas escenas y otras, ya que con El Novato tenemos una música mucho mas relajada, con aspectos de jazz, en una ciudad oscura donde vamos buscando de un lugar a otro los fragmentos que desatan y nos acercan al final de nuestro viaje. Todo esto crea un ambiente noir absolutamente delicioso que contrasta notablemente con el tono del resto de la saga. En estos momentos mas que un soldado somos un hombre solo atemorizado en la oscuridad buscando su lugar en un mundo en ruinas. Pero con el equipo vuelve el espíritu Halo de las batallas inmensas con música grandilocuente y es aquí donde termina por flaquear el juego, se da la ausencia de épica absoluta que se tenía en anteriores entregas. Los ODST juegan a ser Jefe Maestro sin conseguirlo.
Como su narración el juego pasa todo el tiempo caminando entre dos mundos que confluyen en uno mismo, un mundo que ya conocemos y hemos vivido con mucha mas intensidad antes. Cuídese quien se mueve entre dos mundos, pues puede no ser capaz de sentirse parte de ninguno de ambos.