Este artículo apareció originariamente en el blog de videojuegos, ahora en estado comatoso, The Virtual Simulacrums Archives con el texto revisado para la ocasión.
Conocí el personaje de Hatsune Miku, mascota del sintetizador de voz Vocaloid de Yamaha, por las pasiones que despierta entre el publico mas enfermizo del fandom japones. Y en realidad no solo entre un grupo de otakus sino que ha llegado al punto de hacerse popular en medios que podrían clasificarse como mainstream. Después de todo, si se pretende enviar una recreación en vinilo en la nave Akatsuki con destino a Venus y puede dar un concierto en vivo con Gackt no es de extrañar que el siguiente paso sea protagonizar su propio videojuego.
Hatsune Miku: Project DIVA (初音ミク プロジェクト ディーヴァ, Hatsune Miku Project DIVA) es un clasico juego de ritmo donde premia la habilidad para dar al botón en el momento justo. Este tipo de juegos basados en el Quitame-de-ahí-ese-QTE con orígenes en ese pretérito PaRappa the Rapper no ha cambiado tan apenas a pesar de su ya largo estilo de vida. No es que Hatsune Miku: Project DIVA (HM:PD a partir de ahora) sea una revolución en aspecto alguno de estos juegos pero si nos ofrece unos refrescantes cambios en algunos aspectos.
Todo HM:PD esta hecho por y para fans de Hatsune Miku, un juego que se recrea en un prácticamente inexistente argumento en el que se nos confía la labor de llevar al triunfo absoluto como idol a Miku. Aunque, a pesar de esto, no tendremos control sobre las coreografías, ni las cámaras, ni citas con ella como si pasa en Idol Master, cosa que por otra parte es de agradecer para el jugador occidental común. El abismo insoldable en el que se suscriben estos juegos es terrible pero si tiene un aspecto que rescata de estos es el moe. Ella es moe, probablemente el personaje mas moe que ha pisado esta generación videoconsola alguna. Y esta es la carta que juega continuamente el juego cara al público, la fascinación que puede llegar a suscitar Miku.
En lo jugable no deja de ser un clasico juego de ritmo de pulsar el botón adecuado en el momento justo intentando hacer la mayor cantidad de notas seguidas sin fallar, justo cuando la flecha de reloj nos indique que sea más propicio. Es interesante que en un momento dado de la canción nos saltará el Chance Mode donde, si conseguimos alargar el combo durante todo este tiempo, iremos acumulando cantidades obscenas de puntos. Respetando la vena hardcore que hay detrás de todo juego nipón, esto se torna imprescindible en niveles altos, como no podía ser de otra manera. Por otra parte puede destacarse de HM:PD es los puntos de dificultad rozando lo demencial que puede llegar a alcanzar. Si mientras las canciones en fácil se pueden pasar sin muchas dificultades con algún pequeño fracaso en normal la dificultad se dispara. Abordar las canciones que sobrepasen los 140~160BPM’s empieza a requerir unos muy buenos reflejos y no pocos intentos para conseguir hacer ese puñetero fraseo que se te resiste. Después de lo que solo puedo definir como un intento de suicidio me limitare a dejarles en su imaginación que es intentar completas algunas de las canciones más difíciles del juego.
A todo esto cabe añadir tres aspectos que hacen todavía más dificil este juego a partir de cierto punto: solo se desbloquea la dificultad dificil con Great o Perfect, las notas aparecen de cualquier parte y mientras intentamos seguir el ritmo tenemos que ver bailando a Miku. El primero de estos inconvenientes viene porque pasarse canciones como MIKUMIKU ni shiteageru shiteyanyo (sin ser de las mas difíciles) en normal con Great o Perfect es un auténtico reto debido a la velocidad que llega a alcanzar; sumemos que ademas par conseguirlo hace falta realizar un fraseo perfecto del Chance Mode (o casi) y tenemos un autentico infierno. Por otra parte lo mismo nos pedirá en las demás dificultades para ver el vídeo de la canción, supong que en un fútil intento de eliminar del mundo a la mayor cantidad de otakus posibles. El segundo viene dado porque cuando salta una nota al borde de la pantalla saliendo por ese mismo borde con un cortísimo recorrido es francamente dificil no mandar a la mierda el timing que tanto cuesta mantener. El tercero redunda en lo moe que es Miku, la cámara esta llevada por un otaku cabrón amante del fanservice que nos pone los planos más sensuales en los momentos críticos. Esta curiosa suma de pura maldad recreativa japonesa con un nuevo y útil uso del fanservice, ya no es premiarte, es conseguir que fracases.
En lo puramente musical su selección es la que cabria esperar, canciones realizadas con vocaloid en la que prima un cierto estilo pop de opening de anime. Pero no todo es así, en los cinco temas extras a desbloquear encontramos pecualires, a la par que bizarras, canciones como una versión de Ievan Polkka. El resultado produce algo que se sitúa entre el puro terror y el tener que admitir que al menos, sí, saben como llevar un tema a su terreno. Además siempre queda la posibilidad de crear nuevos niveles solo con añadir nuestros mp3’s favoritos en la tarjeta de memoria de la PSP.
Aquí no acaba la cosa y es que para los fans y los completistas han añadido los omnipresentes desbloqueables. Tenemos desde imágenes hasta otros personajes jugables (todos personajes de Vocaloid) pasando por diferentes trajes para vestir como más te plazca a tu idol virtual. A esto debemos sumarle dos modos que solo encontraran utilidad los mas fanáticos de Miku; el modo vídeo y el perturbador modo home. Mientras el modo vídeo nos permitirá grabar nuestras partidas y guardarlas, el modo home nos permitirá ver la habitación de Miku y verla interactuar con los objetos. Nada mas. Solo podremos mover la cámara y hacer capturas de pantalla mientras Miku actúa con total autonomía y nosotros nos sentimos cada vez mas y mas degenerados. El sueño erótico de los fans mas perturbados de Miku.
En conclusión podríamos decir que HM:PD es un juego que si bien no innova tan apenas los juegos de ritmo si podemos encontrar una dificultad árcade que satisfacera a los más hardcore del lugar. Como los amantes del moe que a su vez encontraran, en otra ocasión, la horma de su zapato en lo kawaii. Diversión en estado puro con frenéticos momentos de sangrado de dedos.