En ocasiones los pensamientos son como notas a pie de página. Ni formas desarrolladas ni estrictamente ideas: sólo anotaciones. Apostillas por desarrollar. Algo especialmente cierto cuando hablamos con amigos, donde ese lenguaje privado creado con el tiempo, con el propio tránsito de la vida, hace innecesario verbalizarlo todo.
Sobre el sentido de la vida en general y del trabajo en particular no deja de ser eso. Esbozos de ideas. Nada concreto. Nada de todo desarrollado. Más pinceladas aquí y allá sobre aspectos tan generales como la existencia, el trabajo o la vida que alguna clase de pensamiento ordenado. No es un ensayo. No al menos en la pretensión de ser leído como un discurso cerrado donde no caben otras propuestas o conclusiones. Algo a lo que ayuda que el libro sea una recopilación de emails que envío la autora a sus amigos mientras estaba siendo tratada por un cáncer. Eso le confiere ese aire de familiaridad de quien no necesita explicarse. De quien siente la urgencia de decirlo todo sin pararse a considerar los antecedentes. Da por sabidas cosas importantes, omite otras tantas igualmente relevantes y todo se resuelve en un esbozo más intuido que dictado. Como si cualquier explicación ulterior fuera innecesaria porque ya se sabe de qué está hablando. Algo cierto para sus interlocutores, que en cualquier caso no somos nosotros.
Ahí radica el interés del libro. No en el hecho de darnos conclusiones, sino en el de sumarnos a una conversación en curso. No pretende tratarnos de forma diferente, no discrimina entre sus amigos o sus lectores, sino que los mete a todos en el mismo saco; aquellos que la leen, aquellos a quienes van dirigidos las cartas. Porque si bien no somos sus interlocutores primeros, sí acabamos siendo sus interlocutores. A fin de cuentas, desde que los recopila en un libro sin mayor explicación posterior, todo lector es parte activa de la conversación.
Ejercemos de invitados en el pensamiento de otro. En una conversación ajena. Y todo en el libro busca recordarnos que somos, en última instancia, invitados.
De ahí la bibliografía, de ahí su publicación. Al ser recopilado en forma de libro aquello que es informe, que sólo tiene sentido para un puñado, se vuelve conforme para una mayoría. Para todo potencial lector de ese libro. Porque, como hiciera Ezra Pound en su Guía de la Kultura, Yun Sun Limet carece de interés por darnos una idea totalizadora. Un sistema. Su interés radica en charlar, intentar buscar el diálogo activo con el lector, que pueda pararse y escribir junto a ella. No busca que leamos buscando aceptar o derribar sus argumentos. Desea, aunque quede entre líneas, que redactemos nuestras propias cartas en respuesta. Que, aunque de hecho el libro esté pensado para que nos sepamos fuera del libro, queramos intervenir directamente sobre él.
Si bien no es necesario contestar literalmente a sus capítulos, si es necesario hacerlo metafóricamente. Después de leer cada capítulo es impositivo pararnos, pensar una respuesta, intentar articular un discurso en el cual hilamos una conversación con la autora. Porque ese es del único modo en que podemos disfrutar de un intercambio epistolar: intentar articular un lenguaje compartido, trascender las barreras del lenguaje privado y comunicarnos de un modo óptimo con el otro. Igual que hizo la autora con sus amigos. Igual que aspiramos a hacerlo nosotros con ese otro que está en los libros. O simplemente fuera de nuestras cabezas.
En resumen, Sobre el sentido de la vida en general y del trabajo en particular es un punto de partida. Un libro a partir del cual empezar a pensar. Porque lo que cabe hacer después de leerlo no es olvidar o deglutir en nuestro pensamiento sus tesis, sino desarrollarlas para ver hasta dónde nos llevan. Hacer de nosotros el filósofo de esta historia. Porque, como siempre sospecharon los mal llamados posmodernos, los sistemas sólo sirven para imponer formas de pensamiento. Porque la sistematización anula siempre toda posibilidad de duda y, con la duda, la individualidad que nace de poder encontrarnos en la posibilidad de corregirnos mutuamente.
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