El dolor y el placer son dos caras de una misma peculiar moneda que nos toca vivir en nuestro propio día a día. El siguiente paso natural es musicalizar conjuntamente nuestro placer y nuestro dolor como método de exorcizar o evocar nuestros propios demonios. Sangre, lagrimas y semen se despliegan ante nosotros en una peculiar visión musical.
El más evidente y principal inspirador del post es el ecléctico Tortura: The Sounds of Pain and Pleasure. En sus algo más de 20 minutos se va desarrollando una combinación de golpes, gemidos, lloros y alguna risa cruel ocasional en una dementada versión BDSM del chillout; diga no a las cascadas, diga sí al sadomasoquismo. Aunque en estos derroteros nos encontraríamos al prolífico Masami Akita, más conocido como Merzbow, el cual haría dos discos conceptuales llamados Music for Bondage Performance. Música noise para ambientar sus sesiones de bondage más extremas. Pero pensar que la sexualidad más extrema se queda en grupos de una calidad musical difusa es quedarse muy atrás. No debemos olvidar que canciones como Closer de Nine Inch Nails son un mito de la música más proclive para un polvo sucio después de un par I wanna fuck you like an animal. Pero tampoco se puede olvidar la mítica Kiss de London After Midnight, una canción para los acercamientos más profundos, a golpe de pedir que te violen, en sus ambientes de siniestreo electrónico favoritos. Pero volvamos al ruidismo descerebrado.
Pero hablar de sexualidad extrema y no referirnos al maestro Mikko Aspa sería algo realmente ofensivo. El power noise que tiende a cultivar es una aberración con la calidad musical justa como para no hacer huir de inmediato al pobre despistado que caiga en cualquiera de su docena de grupos, tratando todos temas escatológico sexuales. El más brutal y tenebroso es sin duda Nicole 12, un grupo donde el terror está asegurado al ser tocado de un modo extremadamente explicito el tema de la pedofilia. Claro que si volvemos a Masami Akita, esta vez con el aun más brutal Masonna, tenemos la bestialidad de Flying Testicle, grupo de noise exquisito donde los romances son violaciones y los samplers de taladros y mujeres gritando o llorando son la norma. Saquen ustedes sus propias conclusiones. Solo nos queda ya asomarnos al perturbador mundo que es 4chan para encontrarnos más alegatos anime-pederastas con un toque de breakcore totalmente descuidado. Cosas como el Objet du désir de Loli Ripe o Illegal Lolistep de Lolishit además de ser potencialmente ilegales le dejan a uno el cerebro hecho puré. Aun más si le pinchan esto en una fiesta, se lo digo por experiencia.
Aunque hablar de este tema y no nombrar el pornogrind sería un desperdicio he de decir que tampoco se perdería gran cosa si no se nombrara. Pero los padres del invento si nos interesan. El grupo de grindcore GUT decidió meter un exceso de temas sexuales violentos a sus canciones y, contra toda lógica, bajaron la velocidad a mínimos además de usar un lo-fi absolutamente infame. Sus contrastes continuos, juegos con melodías y probablemente, total incapacidad de tocar tres notas seguidas, les hacen el grupo más peculiar y único interesante de su género. Tampoco olvidemos en un campo más humorístico y, a su manera, simpático otros grupos de grindcore. Gente como los desmedidos hasta lo que sea que haya más allá de lo absurdo Anal Cunt, con su EP de 5643 canciones de 2 segundos cada una, o Dying Fetus que nos animan a matar a nuestras madres y violar a nuestros perros.
Con toda esta acumulación de detritus de violencia sexual gratuita solo queda preguntarse, si uno es capaz de escuchar todo esto, por nuestra propia saludad mental y sexual. Al final todo este dolor, muerte y algo de sexo entendido de un modo no demasiado violento va desde lo reivindicativo hasta la crítica social pasando por el simple y llano humor cazurro. Por lo demás, siempre nos queda el alivio de que la mayoría son inofensivos.
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