1. Lo que comúnmente se entiende por esnob y la idea de esnob que defenderé aquí son mutuamente excluyentes. Si para el común de los mortales el esnob es aquel que sólo consume artefactos culturales distinguidos en un alarde de ser algo más allá de su clase social, para nosotros el esnob es aquel que defiende la diferencia radical como forma de vida.
2. Nosotros, esta cierta clase de esnob, buscamos en los márgenes de la cultura oficial aquellos elementos nutricios para el alma que sean más distinguidos. En cualquier caso en la defensa de Burroughs por encima de Asimov, de Lovecraft sobre King, o de Messagier sobre Kerouac no hay sólo una visión de exclusividad, sino también de cualidad. La calidad que atesoran en su seno estos outsiders de la escena oficial, del pesebre del bestseller, es que todos eran 1) fascinantes locos adelantados a su tiempo, y 2) escritores de una pluma divina.
3. El esnob existe en todas las formas de cultura posible. Hay distinguidas piezas de esta clase en la literatura, la música, el cine, el teatro, el ballet, el wrestling o cualquier otra modalidad artística, cultural o del espectáculo que ustedes puedan citar. El esnob tiene el derecho, aunque no la obligación, de especializarse en cualquiera de estas formas de vida en exclusiva o acotar un pantanoso terreno que trabaje (o no) entre varias de estas disciplinas; el único límite para el esnobismo es que los objetos de veneración deben siempre mantener el exquisito equilibrio entre su faceta underground y calidad artística.
4. Aunque algunos críticos culturales intenten afirmar lo contrario, dentro de las tribus urbanas no sólo hay una conformación de clase estética; también hay una élite esnob. Dentro de estas élites la estética sólo prima como un valor secundario ‑convirtiéndose tales ensalzamientos en clara evidencia de su ordinariez- aupando como único valor el conocimiento enciclopédico de las obras cumbres subterráneas de la tribu. Un auténtico blacker jamás escucharía Cradle of Filth del mismo modo que un auténtico siniestro no se llamaría gótico, pero tampoco escucharía Nightwish como referente de su tribu; porque tampoco se pueden considerar como propios de su tribu. El esnobismo musical dentro de las tribus urbanas crea trves, o esnobs, en contraposición al poser, o anti-esnob.
5. El esnob nunca va en búsqueda de una alta cultura, o no debería, pues las obras que merecen su afecto se encuentran en igual medida entre los flamencos rosas de los suntuosos jardines de palacios victorianos que en las aguas estancadas de las más paupérrimas favelas.
6. El ayer no fue mejor que el hoy ni éste será mejor que el mañana del mismo modo que el texto de un conde satanista con afición al masoquismo no tiene que ser necesariamente mejor que el bestseller de una tímida oficinista. De cada cual según su capacidad; a cada cual según sus triunfos. El esnob apreciará en igual medida todos los hechos, aun cuando jamás lo admitirá en público, mucho menos ante otros esnobs. De hacerlo será clasificado automáticamente como demente y normalizado y se le despojara de todos los privilegios del esnobismo ‑una voluntad férrea y un buen gusto incomensurable- para siempre, salvo que otro esnob decida que ha sido una exquisita demostración de esnobismo.
7. Un esnob sólo debe mostrar sus más íntimos descubrimientos, las piezas más deseadas de su colección, a otro esnob, cualquier otra presentación en sociedad de una obra exquisita será censurada instantáneamente por todo esnob que se precie de serlo.
8. El esnobismo no es una ideología y por ello, para ser esnob, sólo hace falta querer ser esnob, querer ir más allá de la cultura oficial que nos ofrecen los grandes almacenes y la televisión; aunque no sepa aun que lo quiere. El esnobismo es anti-ideológico e irónico, aunque eso suponga ser serio y anti-esnob.
9. Cualquier esnob que haya demostrado serlos puede hacer con este manifiesto lo que le plazca: ser re-escrito, re-interpretado, destruido, alabado, afirmado, negado o cualquier otra acción; salvo el cuestionar su voluntad esnob. Si ha leído hasta aquí entonces, amigo mío, también usted es un esnob.
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