Cuando uno se enfrenta contra lo ignoto sólo puede recurrir a la fe ciega para confrontar esos momentos donde la lógica humana no es suficiente; ese es el momento de lo sublime. Como la sonrisa de la Mona Lisa o el acercarse a un nuevo disco de Panic! at the Disco, lo sublime es aquello que va más allá de la comprensión humana, lo absolutamente desconocido. Y hubiera sido mejor no conocer sus Vices & Virtudes.
Lo primero que llama la atención del disco es la recuperación del ! en el nombre del grupo, lo segundo no es tan positivo ni irrelevante al ser la espantada por parte de Ryan Ross y Jon Walker del grupo. El resultado es tener que enfrentarse a un disco desnudo, sin saber con que puede uno enfrentarse, pero el problema es que pueden más sus vicios que sus virtudes. Su mayor virtud se encuentra en su agradable primer single, The Ballad of Mona Lisa, que repetirán hasta el hastío; todas las canciones son reinterpretaciones más o menos explicitas de esta canción. El disco cae en una ferialidad barata, la genialidad de las letras del primer disco siguen aquí siendo inexistentes y los arreglos electrónicos apenas si consiguen levantar, más por la novedad que por su calidad, el conjunto. Perdidos en un abismo del que no saben ni pueden salir nos encontramos otra mala permutación de su primer trabajo: Vices&Virtues no es más que un compedio de intentos de encontrar la formula de A Fever You Can’t Sweat Out sin resultado alguno. Donde allí había magia y febril pulso adolescente aquí sólo hay artificio e infantilismo; hay una perdida casi absoluta del marcado carácter juvenil del grupo.
La sonrisa de la Mona Lisa esconde algo que no podemos comprender, no alcanzamos a entender el significado de esa picara pero agradable sonrisa; va más allá del medio donde se mueve hasta plasmar su auténtica personalidad en ella. Justo al contrario que Panic! que han intentado hacer esto consiguiendo sólo el simulacro de su juventud perdida. Sin vibrante fervor teen no hay emoción.
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