Lo real sólo existe en contraposición de la exclusión como fáctico de todas las demás posibilidades que contradicen, limitan o colindan con ella misma; sin lo falso no podría existir lo real. Pero nada es tan sencillo pues el mundo evoluciona y lo que fue no es, lo que no fue es y todo ello será, o no. Quizás por eso sea absurdo definir Le Mani Destre Recise Degli Ultimi Uomini de Secret Chiefs 3 como la BSO de una película que no existe.
Desde su primerísima primera nota podemos ver que la pretensión de los dementes Secret Chiefs 3 es conseguir la BSO del giallo definitivo pero, para ello, no se circunscribirán exclusivamente a los sonidos propios del género; asumen el sonido propio de los músicos de cine italianos en conjunto. Con esta premisa en mente nos llevan de la mano por un viaje lisérgico donde las escenas se suceden con una velocidad alarmante. Sin quedarse nunca más que el tiempo estrictamente necesario en cada escena va saltando rápidamente entre estilos; en un momento podemos estar ante un misterio perpetrado tras una neblina digna de Goblin para después pasar a la encantadora épica de Ennio Morricone: la composición tiene un carácter puramente rizomático. El resultado es una descomunal obra catedralicia sustentada en la idea de hacer una película que sería imposible de realizar ya que sería necesaria una capacidad de síntesis que ninguna película podría llevar acabo. Para poder existir la película de noción perfecta debe existir sólo en el orden de lo imaginario; sólo a través de la música que la evoca.
Aquí ya hemos disparado toda la problemática de la realidad pues una película que existe en un orden mental, en teoría, existe como realidad. O no. Lo que sí está claro es que es propio de un grupo que se vanagloria de ser «Los cocineros de los secretos» cosifiquen la idea de un giallo en la composición de su banda sonora; crean un anclaje de realidad objetiva en un pensamiento puramente subjetivo. Pero llevan el juego mucho más allá en cuanto sus premisas desde el mismo momento que el disco no está realizado por Secret Chiefs 3 sino por Traditionalists, uno de los siete grupos satélite que aparecen en su disco anterior Book of Horizons. De esta manera el grupo se personifica en un grupo de trabajo ficcionado lo cual instaura su carácter como ilusión, una realidad condicionada, que a su vez crea una BSO de una película que no existe más allá de una idea mental. En un juego de máscaras casi imposible de seguir consiguen confundir la realidad y la ficción hasta hacerla totalmente irrelevante; no nos importa que sea o no puramente real porque nosotros lo estamos oyendo, es real para nosotros. Así, a través de la confusión extrema de los límites de la verdad, consiguen crear un proyecto que va más allá de la realidad.
La ruptura de toda noción de realidad abre un mundo infinito de posibilidades donde la única premisa válida para la manifestación de los deseos son los deseos mismos. Por ello Secret Chiefs 3 (o Traditionalists) no sólo componen un disco soberbio que nos transporta al seno de un giallo auto-consciente y pasado de vueltas, también nos enseña que hay más allá de los límites de mi mundo. La realidad es una convención, no una ley natural.