Cof, cof. Corramos un tupido velo sobre los hechos insignificantes, como que tengamos que repetir doblete, y alegrémonos de que ya haya vuelto Colores prohibidos. Esta vez con entrada doble.
¿Qué tenemos estas dos últimas semanas? Pues la lista de los animes de primavera, buenas dosis de Evangelion, no pocos cómics y un gran entusiasmo con películas tan pasadas de vueltas que no nos cabía sino celebrarlas. También, y muy especialmente, dos estrenos: en Studio Suicide hemos empezado una sección de críticas breves, Taxidermias Concretas, que se publican cada sábado. Ya llevamos dos entregas y de momento funciona a la perfección. Por otro lado, he comenzado una lista de Spotify, llamada Banzai! Banzai! Banzai! donde iré subiendo la música que descubra, me guste o simplemente lo que me haya dando por ahí introducir. La lista puede cambiar, ser reorganizada, que canciones desaparezcan y otras sean reordenadas. Esa es la magia de Banzai! Banzai! Banzai!, esa es la magia de mi imprevisibilidad.
Y con eso ya hemos hecho el sumario general de lo que han dado de sí estas dos semanas. ¿Si hay más cosas? Por supuesto. Estupendas críticas de libros. Acongojantes consejos literarios. Maravillosas entrevistas. Algunos contenidos propios, otros ajenos. Porque de eso trata Colores prohibidos. De mostrar lo que hago y lo que se está haciendo. Semana a semana. Al menos, cuando el tiempo lo permite. Y hasta el domingo que viene, aquí queda la lectura de la octava (y la novena) entrega.
Lo que hago
¿Qué anime puedo ver en 2017? – Edición de primavera | Canino
Aunque irregular, el invierno nos regaló el regreso (y la conclusión) de esa obra maestra llamada Shōwa Genroku Rakugo Shinjū. Y con eso ya deberíamos darnos con un canto en los dientes. Pero además tuvimos joyas como Little Witch Academia, cuya segunda temporada se está emitiendo ahora mismo y está elevando la serie a cotas muy altas, o ACCA 13-ku Kansatsu-ka, serie que ha pasado bajo el radar del grueso del público. ¿El resto de series? Bien, gracias. Dentro de sus nichos, sorpresas agradables bastante disfrutables. Series como Interviews with Monster Girls, Youko Senki y Scum’s Wish fueron diferentes a las típicas series anime, incluso si compartieron muchos de los tropos. Y si bien eso tal vez sea un indicativo de un posible cambio por venir en el medio, eso sólo lo veremos con el tiempo.
Hawkeye, Volume 1: My Life as a Weapon, de Matt Fraction y David Aja | Goodreads
El guión es siempre la parte más débil de cualquier cadena. Ya sea en el cómic, el cine o el teatro, ni la mejor dirección de arte de la historia ha podido salvar nunca un mal guión. Eso hace que sea más sorprendente lo mucho que es capaz de soportar un buen guión. Ha habido casos donde tras atentados estéticos, direcciones genéricas y actuaciones delirantes el guión, incólume, sólido y bello por sí mismo, ha conseguido salvar producciones enteras. Ese es el poder de las buenas historias. Que pueden salvar los muebles hasta de los esfuerzos más notables por conseguir lo contrario.
Relatos terroríficos 4, de Junji Ito | Goodreads
A veces los japoneses miran hacia occidente. No es extraño. Japón ha basado toda su cultura en el saqueo, más o menos sistemático, de la cultura y el arte ajeno. Pero no sólo eso. Además de saquear, son expertos en la deconstrucción. Se les da bien coger objetos ajenos, observarlos, desmontarlos y entender cuáles son sus bases ideológicas, narrativas y artesanales, pudiendo no sólo reconstruirlo a partir de su propia idiosincrasia, sino también mejorarlo.
En otras palabras, los japoneses no sólo roban, sino que mejoran. No imitan o se apropian de lo ajeno, lo recomponen.
La bella Annabel Lee, de Kenzaburo Oé | Goodreads
No existe nada más obsceno que la autoficción. Como acto publicitario, pornografía apenas sí disimulada, el escritor pide que, lejos de permitir que el libro respire por sí mismo, viva sólo para realzar las bondades de aquel que lo haya escrito.
Pero eso no significa que esté mal autoretratarse en una novela. O que todo acto de introspección sea autoficción. Existen infinidad de novelas donde el autor, materalizado en forma de personaje, aprovecha sus propias vivencias para dar forma a la narración. A veces más discreto, disimulándolas, otras veces de forma directa, con nombres y apellidos. Pero a diferencia de la autoficción, cuando eso ocurre, es con un único propósito: realzar el valor de la obra.
La bella Annabel Lee, de Kenzaburo Oé | Goodreads
Para muchos lectores puede ser difícil empatizar con otras culturas. Otras personas. Incluso con alguien de otro género. Nuestra cultura está tan contaminada de los modos anglosajones, blancos y heterosexuales que, todo lo que se salga de la norma, es visto, de entrada, con sospecha y distancia. Tal vez por eso, según dicen las estadísticas, las mujeres leen más que los hombres: ellas no cargan con la idea de que en sus genitales reside la verdad absoluta del mundo.
Evangelion: 1.0: You Are (Not) Alone, de Hideaki Anno | Letterboxd
Hideaki Anno tiene obsesiones muy marcadas. Mechas. Maquinaria militar. Física cuántica. Filosofía alemana fin de siècle. Angustia existencial. Todo ello a borbotones.
Eso es Neon Genesis Evangelion 1.0: You’re (Not) Alone. Anno pudiendo llevar todas sus obsesiones al 11, con toda la espectacularidad visual que merece su historia, aprovechando la ocasión para hacer la historia más clara, menos adusta para el espectador medio. Y el resultado es espectacular. Pues entre pajerismo militar, visual y existencial, nos ofrece una versión alternativa, que no mejor ni definitiva, de lo que ya era la serie original.
Commando, de Mark L. Lester | Letterboxd
Schwarzenegger haciendo el cabestro. Coprotagonista femenina que, al encontrarse con las peleas de John Matrix, no puede evitar esputar un «no soporto tanta cháchara de machos». One lines como modo de vida. Montaje psicotrónico. Escenas completamente carentes de sentido, pero con la poética de la explosión, el miembro separado del cuerpo y el músculo realzado con pintura. Eso es Commando.
Casting Jonbenet, de Kitty Green | Letterboxd
¿Dónde se encuentra la verdad? ¿Está en lo que dicen las personas, en lo que hacen o en lo que piensan? ¿Acaso es la verdad algo que se pueda poseer?
¿Es posible figurarse preguntas suficientes como para contestar algo? ¿Una pregunta puede responder otra pregunta? Si alguien hace una pregunta y recibe doce respuestas diferentes, ¿esa pregunta tiene algún significado? ¿Y si toda respuesta es otra pregunta? Supongamos que, de algún modo, logramos atesorar un número infinito de respuestas y preguntas para cada pregunta dependiendo de las personas, de lo que dicen, lo que hacen y lo piensan, ¿es posible encontrar algo así como la verdad por generar un consenso estadístico de qué es la verdad? De ser así, ¿cuan válido ha de ser el consenso? ¿Mayoría simple? ¿Absoluta? ¿La opinión de los considerados «informados» debe ser suficiente para considerar «verdad» aquello que opinan en común o debe prevalecer la visión de una mayoría, incluso si está desinformada?
Alien: Covenant, de Ridley Scott | Letterboxd
¿Cuántas películas puede sostener una misma narrativa sin resentirse? Según Ridley Scott, tres.
Alien: Covenant es tres películas. Tres películas diferentes, hilvanadas a la perfección, pero con tres tonos tan disonante entre sí, tan bien diferenciados, que casi resulta ridículo pretender que todo es fruto del cambio tonal. Y para comprobarlo, nada mejor que explicar las tres películas.
Evangelion: 2.0 You Can (Not) Advance, de Hideaki Anno | Letterboxd
Ningún artista acaba nunca una obra. Siempre cabe cambiar, corregir o mejorar algo. Ese fleco, esa idea, esa expresión. Algo así como la satisfacción plena es imposible en la mente o el corazón del artista. Pero hay que dejar ir las cosas. Aceptar que no, no podemos estar siempre puliendo aquello que ya es perfecto de por sí.
Hideaki Anno no piensa igual.
Gorillaz — Humanz (2017) | Studio Suicide
Hasta la nostalgia tiene sus límites. Cuando ya se ha saqueado todo lo saqueable de los ochenta, cuando ya no quedan nada sino ruinas, cabe o ser original o robar incluso lo que ya era bochornoso en otra época. Por supuesto, el mainstream, en toda su coherencia, se ha decantado por lo segundo: aprovechar hasta las heces más inmundas de su presa favorita.
Taxidermias concretas vol. I | Studio Suicide
En esta santa casa sentimos un respeto reverencial hacia 2814. Todavía abonado al vaporwave, este supergrupo conformado por t e l e p a t h テレパシー能力者 y HKE sigue perfeccionando el género de toda una generación —y que, parece, empieza a abrirse camino en el mainstream, con un trabajo soberbio e impecable. Porque Rain Temple sigue la misma dinámica que catapultó su debut a la lista de más vendidos de Bandcamp, salvo que, además de con formas más refinadas, un aire más cinematográfico que redondea su cálido estilo cyberpunk. En otras palabras, otro de esos discos tapados que deberías estar escuchando.
Ryuichi Sakamoto — async (2017) | Studio Suicide
Ryuichi Sakamoto siempre está presente. Incluso cuando no lo está. Como músico, es probablemente uno de los más influyentes de nuestro tiempo: ya sea por la revolución que supuso Yellow Magic Orchestra, por ser uno de los pocos pianistas clásicos que se han abierto espacio en el mainstream o por sus colaboraciones con lo más granado de los músicos contemporáneos, su importancia es incontestable. De ahí que siempre esté presente. Incluso cuando se retira, toma un segundo plano, se le puede escuchar en las composiciones de otros.
Pero la presencia del fantasma no es la misma que la del artista. Y Sakamoto ha estado ausente durante ocho años.
Taxidermias concretas vol. II | Studio Suicide
En la brevedad se encuentra el espíritu del artista. Cuando el segundero entra en juego, lo sobrante desaparece. Sólo queda la estructura desnuda. Algo evidente en Melon Soda. Ni tres minutos. Puro Tricot. Con su idiosincrático math rock dulzón, todo el peso se lo llevan batería, bajo y voz; ¿la guitarra? Está ahí, pero casi como un apoyo estructural más. No hay tiempo para desarrollar. Para masturbase de más. Es math rock. Es exacto. Y también es, para desesperación del género, preciso, tierno y muy, muy bello. Como siempre en Tricot.
Y lo que se está haciendo
“Casting JonBenét”, más allá de los límites del documental de crímenes | Blog de Cine
«Quizás el cumplido más significativo (y más extraño) que se le pueda hacer a Casting JonBenét sea que no está muy claro a qué género pertenece. ¿Es un documental de crímenes, como Making a Murderer? ¿O es una parodia del género? En realidad no es ninguna de las dos cosas».
Entrevista a Ayako Terashima | Todas Gamers
«Y como no podemos esperar a saber más de Death Stranding nos hemos puesto en contacto con Ayako Terashima, asistente personal de Hideo Kojima. Y ya que del juego ahora mismo no se puede hablar nos ha parecido interesante hablar con ella sobre cómo es trabajar en un estudio como Kojima Productions».
Hablemos de Shirley Jackson | Teoría del Caos
«Desafortunadamente, «La lotería» de Shirley Jackson, así como el resto de su poderosa obra de ficción, sigue tan vigente hoy como en el momento en que se publicó, hace casi 70 años».
Anime Craft Weekly #39: Anime credits are weird, actually | Sakuga Blog
«Anime sometimes has very specific roles, like Kazunori Ozawa’s recent duty to animate basically every explosion spell by Megumin on KonoSuba. And in rare occasions, these tasks can get explicitly credited under very amusing terms. Consider this a slightly instructive, but mostly comedy-focused, rundown of weird yet entirely real anime credits. What’s a Meal Animation Director? A Bear Supervisor? An Animation Director of Evil?!».
How to be a writer: 10 tips from Rebecca Solnit | Literary Hub
«1) Write. There is no substitute. Write what you most passionately want to write, not blogs, posts, tweets or all the disposable bubblewrap in which modern life is cushioned. But start small: write a good sentence, then a good paragraph, and don’t be dreaming about writing the great American novel or what you’ll wear at the awards ceremony because that’s not what writing’s about or how you get there from here. The road is made entirely out of words. Write a lot. Maybe at the outset you’ll be like a toddler — the terrible twos are partly about being frustrated because you’re smarter than your motor skills or your mouth, you want to color the picture, ask for the toy, and you’re bumbling, incoherent and no one gets it, but it’s not only time that gets the kid onward to more sophistication and skill, it’s effort and practice. Write bad stuff because the road to good writing is made out of words and not all of them are well-arranged words».
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