Leo con curiosidad sobre una entrevista con Gabe Newell en la que propone la posibilidad de que la comunidad subvencionara los videojuegos que les interesaran como un modo de tener una mayor libertad creativa, ya que con la actual financiación es muy difícil conseguir el dinero suficiente para emprender ideas arriesgadas. ¿Es esta una idea nueva?, ni mucho menos, se lleva aplicando ya mucho tiempo en otros ámbitos y con un éxito rotundo.
Quizás los orígenes podemos encontrarlos en los maltrechos mundos del rol y su explotación del mercado indie como alternativa a la hegemonía de Wizard y White Wolf. Para poder sacar algunos juegos con visos poco comerciales algunos autores empezaron a usar el modelo ransom o de mecenazgo. Este modelo consiste en que los clientes eligen que quieren sacar pagando al autor del libro una cantidad variable de dinero para que lo lleve adelante y según la cantidad donada, se consigue una serie de beneficios distintos. Con este método han conseguido que un muy importante éxito algunos de sus últimos juegos de rol con una repercusión notable reputados autores como Dennis Detwiller o Greg Stolze. Una propuesta similar a la de Gabe Newell que, al menos a niveles menores, ha demostrado un éxito rotundo.
Otro ejemplo, dentro de la industria musical, sería Radiohead con In Rainbow. En vez de sacar su disco en formato físico lo sacaron en descarga digital y permitían a la gente que quisiera descargarlo donar el dinero que les viniera en gana para escucharlo. Los agoreros claman que nadie pagaría por algo que puedes descargar gratis, pero las ventas, con 1.200.000 de descargas en una semana y una media de 8 dolares por disco fueron un éxito rotundo y unos cuantos dolares más en los bolsillos de Radiohead. Aun con todo esta cantidad de dinero seria insuficiente para pagar el desarrollo de un videojuego.
El ejemplo más interesante quizás sea como hacer inversores a los consumidores en el cine debido a que los presupuestos que se manejan son más cercanos a los de un videojuego. Así, la que posiblemente sea la solución ideal, esta en nuestras propias fronteras con El Cosmonauta, una película que se subvenciona mediante el dinero que donan sus posibles espectadores, consiguiendo a cambio de su donación la seguridad de poder descargar la película, modificarla a su gusto y ademas, si su donación es mayor del mínimo, que son 2 miseros euros, conseguir algunos productos relacionados con la película. Otra posibilidad es ser inversor a partir de una cuota mínima de 1000 euros, lo cual te hará ademas participe de los beneficios derivados de la película. Ademas de todo esto Riot Cinema realizan otras actividades, como conciertos, consiguiendo así multiples modos de financiacion ajustados a todos los bolsillos e intereses.
Es obvio que Gabe Newell no ha inventado la rueda y sus intenciones son posibles a pesar de que muchos insistan en la imposibilidad de sus declaraciones. Obviamente un videojuego triple A necesitaría de un presupuesto mucho mayor que cualquiera de los ejemplos aquí postulados, pero esto nos demuestra que con una buena planificación no es imposible este modelo de negocio, al menos, a pequeña y mediana escala.
Quizás el futuro no sea la subvención por parte del usuario final eliminando en la medida de lo posible intermediarios y estemos solo ante unas cuantas rara avis, pero es factible y podría llegar a ser una nueva forma de mercado. Y es que, si las labores de producción asfixian la creatividad, habrá que buscar nuevas formas de producir.
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