Te levantas y por alguna razón en algún momento te encuentras mal, es una molestia física que te impide seguir con normalidad tu día a día y vas al hospital. Tu medico no sabe que te ocurre y deriva a un psiquiatra, vas al sótano y después de pasar una sala de espera psicodélica te encuentras con un psiquiatra con cabeza de animal verde. Bienvenido a Kūchū Buranko.
Kūchū Buranko (空中ブランコ) es un anime inspirado en la novela de relatos cortos de nombre homónimo de Hideo Okuda y nos cuentan los casos del psiquiatra Ichiro Irabu. Este psiquiatra tiene toda una caterva de particularidades, desde la filia por ver como ponen inyecciones a personas hasta el hecho de ser tres personas a la vez hasta el tener una enfermera sádica, Mayumi, que solo sirve para poner inyecciones y mal. Así todo acaba por girar en torno a los conflictos de los pacientes y como, poco a poco, consiguen superarlos gracias, aunque en ocasiones a pesar de, la ayuda de Ichiro Irabu.
Un psiquiatra tan peculiar no utilizara los medios normales de curación, pasa la mayor cantidad de tiempo posible con el paciente y lo analiza, rara vez le aconseja y nunca le medica, solo le demuestra el camino que debe seguir para que el mismo sea el que se conduzca hacia su propia curación. Todo esto se ve reforzado por el continuo baile de personalidades del doctor, Irabu animal tiene carácter de niño consentido, caprichoso y fetichista, Irabu niño es completamente serio y centrado en la recuperación del paciente, el mas cercano a un psiquiatra de verdad e Irabu joven, que es un punto medio entre la ayuda al paciente y los juegos y subterfugios para su propia diversión. El caos continuo que genera a su alrededor en cada una de sus encarnaciones es la que, al final, consigue llevar al paciente a la cura desde la afrontación al extremo de su problema.
En lo gráfico solo podemos hablar de su increíble trabajo psicodélico, como si el manga hubiera pasado por un buen matriz de LSD puro antes de ser emitido. Si a esto le sumamos que el anime es un continuo cambio entre imagen real, animación 2D y rotoscoping nos queda una combinación absolutamente demencial, un estilo tan peculiar que probablemente no sea agrado de la mayoría. Al final, toda esta combinación y resalte de colores en vez de dar un arte irregular crea una seña de identidad propia que impregna de principio a fin la serie haciéndola si cabe, aun mas peculiar.
Comentario aparte merecen el opening y el ending, de un estilo sobrio pero con un estilo psicodélico muy acorde con el resto de la serie y, sobretodo, con una selección musical excelente, dos canciones de Denki Groove los coronan y el resultado no podría ser mas satisfactorio. Upside Down tiene un estilo en linea con el shibuya-kei mas electrónico y urbanita mientras el ending, Shangri-La, juega con la fusión de ritmos y un cierto coqueteo con la electronica con un estilo muy definido recordándonos a los Pizzicato Five mas dados por la fusión de sonidos.
Si necesitan un psiquiatra acudan a Kūchū Buranko, pues ninguno es tan bueno como el. A la salud mental desde un desequilibrado.
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