All-New Ghost Rider #001
Felipe Smith y Tradd Moore
2014
Armonía, palabra de belleza. No belleza entendida como la representación de lo hermoso, sino como cualquier concepción estética que cause algún sentimiento hondo, profundo, en el interior de aquello que conocemos por humano; algo hermoso y algo repulsivo pueden ser ambos bellos, que causen profunda impresión en nosotros, y siempre lo serán por armónicos, por poner en comunión fondo y forma. Nada que merezca la pena nace de la disarmonía.
Decir que All-New Ghost Rider es el cómic más armónico que está editando Marvel en la actualidad, quizás incluso de los más armónicos que se están publicando en general, podría parecer una boutade. O no decir nada. Decir que su estética, con un Tradd Moore, crecido después de Luther Strode, armoniza a la perfección con el guión de Felipe Smith, nos acercaría más hacia algo que pudiéramos considerar valioso. O incluso interesante. Como consiguen conjugar toda su estética con su fondo, que cada viñeta signifique por sí misma y pudiera ser un cuadro pero al tiempo toda su significación que irradia emane sólo de todas aquellas que le rodean —consiguiendo algo fabuloso, que sólo consiguen unos pocos: que en segundas lecturas no sólo se puedan captar guiños a elementos posteriores, sino también nuevas lecturas de los acontecimientos— es la razón por la que hablamos de armonía. Ni una palabra de más, ni una imagen de menos. Cualquier pretensión de poder leer el guión o de ver las imágenes se derrumba en tanto un todo inextricable, perfecto.
Todo se nos explica como vive Ghost Rider: a toda velocidad. Cada página podría ser una historia completa, lo sería en otros cómics —o al menos, serían dos o tres páginas de desarrollo en cada caso — , siendo aquí un proceso constante de aceleración, una armonización del personaje con su contexto; vive rápido, muere rápido, véngate con velocidad. Si tienes poco más de veinte páginas para presentarte no quiero que me pongas en antecedentes, quiero verte actuar: joven chicano de mal barrio que trabaja de mecánico por una miseria que tiene que tiene que situarse en el lado sucio de la ley para mantener a un hermano discapacitado. Lo enganchan. Hay algo turbio detrás. Ghost Rider.
Se desarrolla la historia a través de elipsis, de reflejos, de detalles nimios: su lectura es ágil, sintética, pero por ello su lectura debe ser lenta, sistemática. Su armonía es tal que es posible pasar volando por encima y no ver nada genial, nada extraordinario, hasta que un detalle nos deja entrever su sustancia que sólo se dejará penetrar parándonos a admirar cada detalle en ella.
¿Qué queda entonces? Volver sobre nuestros pasos, darnos cuenta del trabajo de orfebrería, de atención al detalle, necesario para hacer algo tan ágil que se acaba en un suspiro para no agotarse nunca. Volver sobre nuestros pasos para amar la armonía.
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