Todo está bien. El incendió está controlado. El mundo sigue. No sabemos durante cuánto tiempo ni en qué circunstancias, pero no parece que todo se vaya a acabar mañana. En el horizonte hay cosas por las que levantarse por las mañanas. Y si bien la catástrofe continúa, hasta en tiempos de incendios hay sitio para un buen café (si eres el dibujo de un perro).
2018 ha sido un año fenómenos culturales dispersos. No ha habido ningún elemento claramente dominante, moviéndose todo entre nichos, donde los cataclismos eran tremendos, pero limitados a su entorno. Cosa que se deja entrever en las pocas repeticiones que podemos encontrar en esta lista. Algunos guiños, alguna tendencia que se repite de forma indiscutible, pero el grueso una diversidad que hacía ya bastantes años que no veíamos. Y eso siempre es motivo de alegría.
Por eso, mientras la habitación arde, todo está bien. Porque seguimos reuniéndonos, encontrando cosas de las que hablar y nunca llegando a un consenso claro. Porque la habitación está en llamas, pero todo está bien.