La genialidad no es siempre bien entendida, las masas en ocasiones encumbran a ídolos absurdos que no merecen esa posición, pero en otras ocasiones, aun acertando, elevan a los cielos como obra magna la obra equivocada de un gran autor. Y esto le ocurre a Marilyn Manson con su infravalorado Mechanical Animals.
En este disco Marilyn Manson se disocia en dos, es a la vez Alpha, su alter-ego y Omēga, un alienígena glam con indefinición sexual y adicto a las drogas. Ya desde este primer momento encontramos un claro y continuo paralelismo, Omēga es a Marilyn Manson lo que Ziggy Stardust es a David Bowie. Así las canciones de cada una de las personalidades difieren, las canciones de Marilyn Manson son reflexivas y oscuras arremetiendo contra la tendencia hacia el exceso del ser humano en una suerte de discurso nihilista, mientras Omēga and the Mechanical Animals dan una visión sórdida, superficial y auto-destructiva del carácter humano y alienígena, que es solo la representación de todos los excesos humanos. Así mientras Omēga nos narra sus excesos y pasiones Marilyn Manson nos da la visión de las consecuencias, el alienígena nos habla de la tierra y el terráqueo del espacio. La muerte, el miedo y la locura es el destino de la humanidad desbocada en una imparable espiral hacia la destrucción.
En el disco, todo esta pasado por filtro de la aestética, así el estilo glam que impregna tanto las canciones como la propia estética del grupo se ven tornadas hacia un aspecto feista y sombrío. Si Ziggy Stardust era un alienígena que nos venia a salvar de nuestra propia destrucción, Omēga viene a regodearse en la crapulencia junto con nosotros. Y así mientras Alpha solo se limita a narrar la destrucción.
Y es que para Marilyn Manson esta disociación era necesaria, nuestro mundo nos esta matando. Simplemente flotamos en el miedo.
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