En época de monstruos y catástrofes, de Camille de Toledo
En la sociedad siempre hay dos fuerzas concéntricas que se enfrentan de forma constante: una polaridad positiva y una polaridad negativa. Esto significa que siempre que aparece una conformación propia que dice que un fenómeno x (supongamos: el deseo) es positivo automáticamente surge una conformación contraria que se resigna en afirmar que es, en su esencia misma, una conformación negativa. Esta lucha desequilibrada, quizás incluso estúpida, es lo que ha llegado desde el principio de los tiempos que los hijos renieguen de los padres, que los hombres y los países odien a sus vecinos y que el prójimo, en general, sea visto como un completo gilipollas; siempre seremos el polo opuesto, positivo o negativo, de otro alguien que verá en nosotros todas las veleidades a combatir en una catarsis quintaesencial de sí mismo, de su propia esencia. ¿Pero cómo pueden aferrarse ante estas ideas de mismidad? Esa recursividad del yo, ese valerse del otro para definirse desde su oposición, ¿acaso todo eso no era ya demodé hace al menos medio siglo? Este teatro de las vanidades soflama las almas de los injustos.
Occidente: tierra del deseo. Suena como un anuncio vacacional, pero no lo es. ¿Qué ha hecho Occidente durante los últimos, supongamos, doscientos años si no recrearse en su maravillosa crapulencia, en el estudio sistemático de cada uno de los placeres inimaginables? Desde Sade hasta LWK, desde la pornografía hasta las pleasure box, Occidente es la repetición constante de la búsqueda lividinal de la verdad que no se puede aprehender porque está siempre en estado de fuga1. Occidente pide, exige, declama, desea, que se le concedan nuevos placeres basados en el anhelo insaciable de una clase media de extensión infinita, aun infinita cuando dejan de serlo lo suficiente para pasar problemas económicos pero no como para tomar medidas por ellos, que exige el más que está pasado el máximo de lo deseable. Occidente es éxtasis, no lugar, TAZ (zona temporalmente autónoma) que se expande constantemente en su posibilidad de mantenerse siempre en su vibrato extático.
¿Por qué el autor está obsesionado en desentrañar el arte, en hacer una excavación arqueología de los estratos del ser de su tiempo?¿Acaso sufrió una intoxicación de hegelianismo en la cuna o es sólo que tiene alma de periodista, de Karl Krauss auto-cognoscible en los tiempos de la reproducción twittera? Obsesión por el deseo y el éxtasis, por la fuga y el no lugar, como si por poder cristalizarlo en un discurso no se le escapara de forma conveniente entre los dedos; si resulta inaprensible para capturar también resulta inaprensible para pensar. ¡Yo te invoco, cinismo ilustrado!
Oriente: presa de la represión. ¿Chiste malo o caracterización de el otro? Pueden ser los dos, ¿por qué se deberían distinguir? En la oposición binaria básica, si decimos que Occidente es el deseo desatado entonces Oriente debe hacer el papel del malo, del monstruo, de la negativa: en Oriente está desecado el deseo, las vaginas se desertifican, sólo es posible aceptar la libidinal sensualidad de la revolución independiente de la castidad. Pero Camille de Toledo no cae en maniqueísmos baratos: Occidente es el deseo trastornado que se ha tornado en la incapacidad de salir de su simulacro humano, Oriente es la incapacidad de aceptar un mundo que no se rija por la estricta naturaleza del mundo2. LWK vs. El Monje, la lucha final entre las dos grandes polarizaciones del siglo XXI, la teorización que quebró El fin de la historia® que patentó Fukuyama. Combate a tres caídas, hoy, En época.
Ganador, en el tercer asalto: El Monje; Occidente destruido por el deseo, por el deseo de las catástrofes que aniquilen a los monstruos3 que les lleven hacia su completa extinción. La Naturaleza golpeando al hombre, devorándolo, dejándolo en la posición de animal como-todos-los-demás sin ningún ánimo de concederle la potestad superior que hasta hoy le había concedido, su completa extinción ya ha llegado. ¿Por qué, sin embargo, LWK no sólo no ha sido derrotado sino que se sabe vencedor desde el principio del tercer asalto? Porque él ha trascendiendo Oriente y Occidente, ya no está en la época de los monstruos y la catástrofes, porque se ha mudado de forma perpetua hasta aquel momento pasado de un hombre podía soñar con una vida mejor que, además, no fuera sólo un sueño cuando la alcanzara sino que fuera sustancial, y sustanciosamente, real4. El deseo desaforado e ilimitado ha producido una tierra baldía del simulacro, el deseo anulado y animalizado ha producido una tierra baldía del naturalismo: la posición del hombre equilibrado, que desea seguir siendo humano en la realidad, es la del equilibrio de fuerzas aceptando que aun cuando lo pierda todo aun le queda la voluntad de levantarse. Levantarse, y volver a empezar.
¿Acaso se acabó nuestra estancia En época de monstruos y catástrofes? Por supuesto. En el momento que el hombre, el hombre auténtico, descubre la tesis que le ha movido a explorar ese mundo mórbido que es el nuestro, ya no tiene sentido en seguir redundando en ese mundo crapulento que no por ficticio deja de ser verdadero: ustedes, como personajes, yo, como narrador, vivimos todos en él. Ahora cámbienlo, o esperen hasta que se complete una tetralogía donde todo lo demás sea como se configuró un pasado de actores y simulacros en la época de la reproductibilidad digital. Todo lo demás, son auto-engaños banales de actores en el papel más importante de sus vidas.
- Esto lo abordaremos en el futuro, en próximas entradas, donde procuraremos sistematizar como el deseo se produce como un proceso que se debe satisfacer constantemente porque está siempre situado más allá. El deseo como la única ruta de fuga constante; en una futurabilidad pasada. [↩]
- Como abordaremos en un futuro volumen al respecto, el evento Oriente/Occidente no es más que una metáfora para designar dos clases diferentes de abordar el deseo; exceso y defecto, ambas indeseables. Como la pintura de Gérard Fromanger ‑ver arriba‑, el calor del deseo, el frío del obrero de clase baja; calor/frio-Oriente/Occidente [↩]
- Monstruos/Catástrofes [↩]
- ¿Imaginan que todas esas hipotéticas futuras entradas no existen? Sería posible, que yo les haya engañado, que les haya movido entre pies de página que son, netamente, falsos. Y sin embargo que por su propia condición, por lo que dicen en ellos, sean precisamente la voluntad de explicar algo que haga innecesaria su explicación futura: adelantar acontecimientos para no explicar acontecimientos. Ese concepto. [↩]