En los policiales clásicos quien es el culpable ya se sabe en primera instancia, el trabajo es encontrar la manera de inculparle del crimen que ha cometido. El héroe, con una gran intuición pero de alma torturada, tiene que encontrar las pruebas que respalden sus corazonadas. Y esto es Luther la serie del guionista y escritor Neil Cross emitida en la BBC.
Luther es un detective de la policía con una gran intuición e inteligencia pero que, sin embargo, le cuesta sobrellevar su convulsa vida. Así se convierte rápidamente en un arquetipo de detective clásico, no solo tiene una gran capacidad deductiva e intuitiva sino también viene acompañado de una portentosa inteligencia. Él no lleva arma, siempre confía en su ingenio. Todo gira entorno a las luchas mentales que tiene Luther contra los criminales. Aunque no siempre salga bien, aunque no siempre tenga que atenerse a la ley. Tanto John Luther como Alice son inteligentes, rabiosamente inteligentes, y Neil Cross consigue que realmente nos creamos que lo son. Lo son tanto o más que nosotros o el propio Cross. No señalan obviedades evidentes o sueltan datos inútiles para conformarse como inteligentes. Dialogan, discuten, dan sus puntos de vista, tienen desacuerdos y se comportan como humanos. Son perfectas construcciones humanas, personas tomando decisiones.
Lo realmente importante para Luther es que solo hay dos cosas importantes en esta vida, el amor y la vida, cualquier persona capaz de arrebatar esas dos cosas es el peor criminal posible. Y sobre esto trata la historia, es una historia sobre la vida y sobre el amor. Sobre la vida, sobre afirmar o negar la vida, propia o ajena, como forma de construirnos como personas. Sobre el amor como el motor que nos hace actuar, el que nos hace elegir la vida o la muerte cuando la razón quizás no esté de acuerdo con el veredicto. No es solo una historia de detectives o de crímenes, es una historia sobre las elecciones que hacemos. John, Alice, Ian, Justin, Mark, todos ellos tienen que elegir tarde o temprano entre la vida o la muerte conducidos por el amor. El amor como cariño, como narcisismo, como lealtad o como amor puro. Y esto es así y no podría ser de otra forma porque, precisamente, desde las elecciones es desde donde nos conformamos como personas.
Si se le puede pedir algo más al bueno de Luther es que además tenga una producción soberbia y así es. Un hombre detallista para una serie detallista. La coherencia en las elecciones es importante para conformarse como individuo pero también lo son las incoherencias. Las singularidades dicen más de una persona que sus elecciones comunes. Los cambios son motivados por algo, por alguna clase de motivación, por alguna clase de amor. Y es que mientras haya vida, todavía habrá amor en el mundo.
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