Cuando llega un cierto momento de la vida de toda persona se siente una fulgurante nostalgia por el pasado; hay una introspección a través de la cual parece que hay una imposibilidad de evolucionar a partir del pensamiento que se dio en un momento dado. No ocurre esto con todas las personas pero, eso sí, es extremadamente común entre la gente más mayor que viven ya en un mundo que no se parece en lo más remoto al suyo. De esto no escapan los músicos que acaban por darnos extraños retornos in extremis o, en la mayor parte de los casos, repetitivos plagios de sí mismos completamente innecesarios. Justo en medio de estos dos sucesos se circunscriben los antaño geniales Screaming Trees con su Last Words: The Final Recordings.
Con un disco tan ágil como breve se atreven a volver a sus inicios con un rock muy apegado al grunge que se había perdido en sus últimos discos en favor de una búsqueda de un estilo más experimentador. Ahora bien, esto no es un nuevo disco nuevo, no es más que un disco que grabaron a finales de los 90’s justo antes de separarse que se publica ahora, ¿y esto que tiene de especial? Sintetizan una idiosincrasia propia ‑la de la mutágena edad de los 90’s- no desde fuera de ella sino como cenit culminante de ella. Lo interesante del disco no es que hagan un revival del grunge, sino que asumen el que quizás sea el último gran trabajo del género por excelencia ‑siempre y cuando hablemos de rock- de la década. Es por eso que tiene un especial interés: el retorno que se produce no se da por una nostalgia per se, sino que se da por una visión retrospectiva no reiterativa; inducen a través de un hecho del pasado una nueva conformación no simulacral, pero sí mimética, de lo que fue el grunge para, y en, el principio de los 90’s.
La nostalgia del pasado se edifica a través de un tiempo que ya se perpetua como muerto, es por eso que no podemos tratar este trabajo de Screaming Trees de nostalgia tanto como de descubrimiento arqueológico. Y lo es en tanto es un suceso propio de otra época ‑de otra era cultural- que descubrimos ahora como algo totalmente nuevo que revoluciona, en mayor o menor medida, la concepción sobre la misma. Por eso Screaming Trees no conocen de envejecimiento, pues todo lo que tuvieron que dar ya lo dieron en su momento; sepultaron su voz con la era que los sobrepaso.
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